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13/05/2016

Cuando la confianza guía la producción

Los disertantes de los paneles de "A Todo Trigo 2016" pidieron por transparencia en todos los eslabones de la cadena. La calidad, tema excluyente.
Gran cantidad de público en "A Todo Trigo" 2016. FOTO: A Todo Trigo.

Mayor volumen de producción con calidad, reglas parejas y control en los puntos oscuros de la comercialización fueron conceptos analizados por los integrantes de la cadena del trigo en un panel maratónico que incluyó a 17 disertantes y mantuvo constante la afluencia de público en el Salón Comercial Atlántico del Hotel Sheraton, durante la primera jornada de A Todo Trigo 2016 que se realizó el 5 de mayo en Mar del Plata, organizada por la Federación de Acopiadores.

«Mejoremos la calidad para no correr el riesgo de llegar a los mercados. Hoy con los trigos de baja calidad, que son la gran mayoría de los que comercializamos, estamos yendo hasta Bangladesh porque el petróleo está regalado, pero claramente esa variable puede cambiar. Con calidad podemos llegar a cualquier mercado». La frase pertenece a Javier Buján, presidente de la Cámara Arbitral de Buenos Aires, casi en el cierre del debate de la cadena, y plasmó la visión de muchos de sus integrantes. Desde la producción hasta la molinería y los exportadores, la mayoría estuvo de acuerdo en la necesidad de apelar a la calidad para no correr riesgos con los compradores. «En términos de comercialización, cualquier cosa de mejor calidad va a ser más fácil de colocar. Tratemos de hacer mayor producción y mayor calidad», pidieron, en tanto, los exportadores en la voz de Alberto Rodríguez, de Ciara.

Por su parte, la molinería pidió que se revisen los gastos de fobbing que le restan competitividad al país y lo sacan de cualquier negociación. «Tener gastos de u$s75 por fobbing de harina nos impide exportar», dijo Diego Cifarelli, de FAIM. «El Estado tiene que hacer algo porque la parte impositiva no nos deja competir con nadie», indicó al analizar que un país como Turquía, que se convirtió en el primer exportador mundial de harina, importa el trigo. «Nosotros que lo producimos localmente estamos afuera de ese negocio», indicó.

En tanto, varios marcaron una asignatura pendiente en cuestiones de legislación específica, especialmente en el tema de fertilizantes y semillas. «Yo veo pasar los millones de toneladas de las que habla la exportación y la producción, pero les recuerdo que la semilla fiscalizada no llega al 20% de la implantada«, expresó Alfredo Paseyro, titular de la Asociación de Semilleros Argentinos, y el público respondió con un aplauso.

Un tema de confianza

En el primer panel, que plasmó la visión de las instituciones oficiales, Luis Urriza, subsecretario de Agricultura del Ministerio de Agroindustria bonaerense, ratificó los cambios originados en la conducción con el desembarco del nuevo gobierno y destacó la voluntad de escuchar a todos. «Seguro vamos a hacer más trigo, esperamos que sea de más calidad y eso hay que construirlo entre todos. Como Estado debemos promocionar que se produzca más y darle más transparencia a la cadena para que revele más calidad y un círculo más virtuoso. Trabajamos en promocionar los fertilizantes e incluso desde la ley estamos trabajando en su reglamentación añadiendo cambios», sostuvo.

Por su parte, Gilberto Alegre, presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados de la Nación, puso el dedo en la llaga por la ausencia de legislación sobre biotecnología. «Los productores debemos reconocer los cambios que trae aparejada la tecnología. Hay que contemplarlo en una Ley de Semillas. La mayor rentabilidad producida hoy en parte es por las mejores semillas, pero para que la ley pueda existir todos los sectores se deben sentar a dialogar», dijo. Además, planteó la necesidad de debatir temas fuertes como envases vacíos de agroquímicos.

Jesús Silveira, subsecretario de Mercados del Ministerio de Agroindustria bonaerense, sostuvo: «Los argentinos perdemos rápidamente la confianza y en este momento tenemos que mantenerla en alto. Como gobierno confiamos en el sector de la producción. Vamos a escuchar y tratar de llevar soluciones a los problemas».

La banca oficial, representada por Rubén González Ocanto del Banco Provincia de Buenos Aires, reivindicó la voluntad del Ministerio de dar más apoyo al cereal. «Se requieren mecanismos de ingeniería para acercar tasas razonables que por ahora siguen altas», indicó.

Para Ocanto, en el segundo semestre las tasas en pesos serían más razonables. «Estamos acercando préstamos en dólares con tasas del 6,5% anual, a 48 meses, para la financiación de bienes de capital y seguimos en línea con el pedido del presidente del banco, Juan Curuchet, de aumentar en términos reales un 30% la asistencia al campo», aseguró.

La representación de los productores

En el segundo panel, Daniel Pelegrina, vicepresidente de la SRA, pidió construir una agenda de trabajo para tener más previsibilidad. «El campo puede incorporar mucha mano de obra y desarrollo», dijo. Tambiénreclamó por la presión impositiva que en general le resta competitividad a todo el sector.

Juan Cruz Rey Kelly, economista de CRA, diferenció entre la agenda del mediano y del largo plazo, donde situó el tema de la transparencia de la comercialización. «Por un lado está la confianza y por otro las condiciones que se ofrecen y que terminan impactando en la confianza. En materia de instituciones están las cámaras y las bolsas. Rescatamos que los informes de calidad son muy importantes a la hora de tomar decisiones», dijo.

Por su parte, Daniel Assef, gerente general de Coninagro, apuntó a la coyuntura. «Tenemos que recordar de dónde venimos, con años como el 2005 en que se cerraron les exportaciones y otros en los que ni siquiera podíamos vender el trigo. Las nuevas medidas nos han beneficiado«, aceptó. También destacó la importancia de discutir temas como la calidad y al aumento de la producción: «Esperamos que se cristalice el 25% más del área de trigo, pero hay que apuntar fuertemente a la calidad». Respecto de los incentivos, refrendó que una buena idea sería que los bancos Provincia y Nación dieran unos con tasas diferenciales para la producción de trigos de calidad.

David Hughes, presidente de Argentrigo, abordó el tema de la propiedad intelectual como el primer escollo a salvar. «La calidad empieza en la semilla y si no pagamos el tiempo, el esfuerzo y la investigación que ponen las empresas para sacar nuevas variedades, no vamos a ser competitivos como país«, analizó. También se refirió a las buenas prácticas y a la fertilización. «Una economía tan informal como la nuestra no puede ser competitiva. Necesitamos fertilizar, porque la genética no puede explorar mejores rindes sin fertilización«, recordó.

Según indicó Mariano Bosch, vicepresidente del INTA, la institución viene trabajando fuerte la línea de calidad de trigo candeal. Recordó la presencia de los laboratorios para potenciar la calidad, y le pidió a los productores que demanden sus servicios. «Tenemos laboratorios adelantados de micotoxinas y de otras cuestiones de calidad que es bueno que conozcan y usen», dijo. También habló de la importancia de la agricultura por ambientes, sobre todo en momentos de cambio climático como los que enfrentamos para optimizar las herramientas disponibles.

La pata de la venta

En el tercer bloque destinado a evaluar la comercialización, Alfredo Biondi, director del MaTBA, refrendó el compromiso de la entidad de llevar más información sobre las herramientas que ofrece y expresó el deseo de volver a los años de oro en que se comercializaba 4 o 5 veces la cosecha del país.

«Este mercado le da una gran transparencia a los que intervienen, y no es solo para el productor, sino para los acopios, los molinos, e incluso da la alternativa de comprar posición a quien no tiene campo», señaló. También pidió usar las herramientas disponibles como el contrato para trigo panadero con 24 de gluten y 74 de peso hectolítrico. «Lo solicitó un miembro de la cadena y al momento no hicimos ninguno de estos contratos. Hay que usar las herramientas disponibles. Hay que hacer un estándar en que se premie la calidad. Si el productor elige calidad debe saber que va a estar bien compensado«, añadió.

A su turno, Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores de Cereales, opinó:»En los últimos 8 años, consciente o inconscientemente, hemos perdido virtudes del mercado que hay que recuperar, como liquidar los envíos de trigo con los análisis de la cámara arbitral. Y eso lleva a conflictos. Hay un juez y lo tenemos que respetar, comprador y vendedor».

Respecto a sus colegas del acopio, les pidió que piensen en elevar la capacidad instalada. «Está claro que la Argentina se encamina a una cosecha de más de 20 o 30 millones de toneladas, y las cooperativas deben reaccionar. Ahora tenemos que pensar en qué lugar de la planta pondremos los silos nuevos. Si queremos ser jugadores de primera, tenemos que tener mercadería de primera, por eso la bolsa es una buena herramienta, pero para las emergencias», analizó.

En tanto, Marcos Hermansson, vicepresidente del Centro de Corredores de Cereales de Buenos Aires, pidió cuidar a todos los integrantes. «Todos los eslabones somos imprescindibles y necesarios. Los corredores hemos sido, somos y seremos formadores de precio porque tenemos la punta vendedora y la compradora», recordó.

Finalmente, Alberto Rodríguez, de Ciara, atribuyó gran importancia a la mesa redonda en la búsqueda de soluciones comunes. «Cuanta más producción ingrese hay más posibilidades de exportar. No tengan dudas de que el trigo que produzcan podrá ser colocado», ratificó.

Responsabilidades compartidas

En el cuarto bloque, Alfredo Paseyro, presidente de ASA, pidió reconocer el valor de los semilleros como desarrolladores de mejoramiento genético: «Cada empresa invierte entre u$s2 y u$s3 millones por cada nuevo producto y tarda entre 5 y 7 años para sacarlo a la calle. Pedimos que se respete el rol que cada uno tiene en la cadena». Además, reconoció la importancia del Instituto Nacional de Semillas. «Festejamos el regreso del Inase, que nunca se debiera haber disuelto», dijo.

En tanto, Javier Buján, de la Cámara Arbitral, rescató que la entidad lleva 111 años trabajando en la transparencia de la calidad. «En 2011 hicimos análisis gratuitos sobre calidad de trigo en el sudeste bonaerense para que el productor reconociera sus grandes falencias en temas de calidad», comentó. Buján le pidió a los productores que no resignen este servicio para pelear mejores números en la comercialización. «Lo que queda claro es que a gran parte de la producción que se está vendiendo no se le han hecho los análisis necesarios para saber qué se está vendiendo», destacó.

En el otro extremo de la cadena, Fabian Menicelli, presidente de la Unión Industrial de Fideeros, mostró los números de su sector que produce anualmente 330 mil toneladas de pastas pero que con los cambios de los últimos tiempos tienen mucha capacidad instalada sin uso. «Últimamente se han puesto nuevas plantas de gran capacidad, que han elevado nuestra posibilidad de producción a los 540 mil toneladas, y pese a la fuerte industria, tenemos alrededor del 40% de la capacidad ociosa«, indicó.

Menicelli rescató que si bien tienen muchas empresas integradas verticalmente, es difícil hacerlo para las que son PyMEs. «Hay que vencer esa cultura de la dificultad de trabajar en conjunto y asociarse por objetivos», recomendó.

El último en participar del debate fue Diego Cifarelli, presidente de FAIM, quien recordó a los productores que necesitan de la molinería para tener otro comprador competitivo. También expresó como preocupación la falta de competitividad al momento de exportar.

Para concluir, se refirió a la falta de transparencia. «Les pedimos a los productores que nos ayuden. Esto es un circuito. Para que haya un evasor en la molinería debe haber evasor en la producción y en la fabricación de pasta. El 25% de evasión rompe cualquier negocio», aseguró.

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