Actualmente, la carne porcina es la de mayor consumo a nivel mundial, a diferencia de la Argentina donde su consumo se encuentra por debajo del promedio de la carne bovina o aviar. Sin embargo, la coyuntura económica indica que el consumo dará un empuje positivo y aumento considerable dando que la sociedad no compra carne vacuna a precios desmedidos o bien prefiere variar su alimentación.
Con viento a favor, a este escenario se suma el anuncio de las últimas aperturas de mercado chico para las carnes porcinas argentinas. Entonces se renuevan las expectativas del mercado y, por lo tanto, los porcicultores buscarán alcanzar dicha demanda. Por eso es clave la misión propuesta por el reciente clúster porcino del oeste bonaerense, que nuclea a toda la cadena porcina de los partidos Pellegrini, Salliqueló y Tres Lomas, será ideal para definir estrategias de mejora competitiva y lograr productos de alto valor agregado reconocidos por el mercado.
Este clúster porcino del oeste comprende tres localidades de Buenos Aires y es posible por la inversión de $4.782.000 que destinó el Ministerio de Agroindustria de Buenos Aires, a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para promover el agregado de valor a la zona y definir de estrategias de mejora competitiva en la etapa inicial. Los pequeños productores no quieren quedarse atrás, así que buscan ser entrenados para mejorar los niveles de producción y de genética. Hasta el momento, los actores que intervienen en el clúster están al alrededor de 60 a 75 productores que se dedican a producir y vender.
Las variables de mercado y precios los ponen en alerta. Para conocer más detalles del funcionamiento del clúster, PERFIL dialogó con Leticia Batiata, Directora de Nuevos Proyectos y Oportunidades Provinciales, quien hace un balance positivo de esta primera etapa. “Las actividades del clúster están destinadas a la producción e industrialización de productos porcinos. Y esta primera etapa de inversión será para mejorar la comercialización de esta carne. La iniciativa, llevada adelante en conjunto con la Dirección General de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales (DIPROSE), consta de la creación de un plan de comercialización, un plan integral de capacitación y asesoramiento y otro plan de fortalecimiento institucional para el clúster”, detalló Batiata.
Este clúster integra a todos los actores: productores primarios, casas de insumos, aquellos productores que se dedican a la transformación de la carne porcina e instituciones que se vinculan con el sector. Como el pequeño productor no logra llenar una jaula de capones sólo, ahora tiene el beneficio de juntarse con otro productor para llenar una jaula entera. “La idea comenzó cuando vimos en la zona un conglomerado de productores que tenían expertiz, pero no estaban del todo aprovechados. Los juntamos para promocionar a nivel regional: los entrenamos para armar una denominación de origen todo lo que salga del clúster y sirva para comercializar y agregar más valor agregado”, indicó Leticia Batiata.
El sentido es que los porcicultores que se dedican la producción de capón sigan esa línea, pero de manera más eficiente. En todas las etapas productivas del clúster se implementan sistemas de aseguramiento de la inocuidad tales como las Buenas Prácticas Agrícolas, Procedimientos Operativos Estandarizados de Sanidad y Análisis de peligros y puntos críticos de control. “El gran objetivo es mejorar la genética para que la eficiencia de conversión del alimento carne aumente. Aquellos que se dedican a la producción de lechón, que lo venden a los acopiadores y a los que hacen el ciclo completo. Siempre hay que mantener el nivel de destete y que el productor chico no baje de los 10 lechones por parto como aquel que hace ciclo completo no baje de los 14 lechones por parto”, enfatizó Batiata.
MERCADO. En la carne de cerdo, el consumo es de 9kg/habitante/año, divididos en 3kg de carne fresca y 6 kg de fiambres y chacinados, siendo la tendencia el incremento de carne fresca. Este incremento en el volumen está asociado a la eficiencia de producción y la competitividad frente a las carnes sustitutas, favorecido además por la alta disponibilidad de granos para la alimentación porcina y la falta de peligros sanitarios. (Argentina es libre de Peste Porcina que, según la Organización Mundial de Sanidad Animal OIE, son de alto impacto productivo y económico).
En diálogo con Super CAMPO, Joaquín Gastañada como Director de Producción y Desarrollo Local de Pellegrini y Presidente del Comisión del Clúster en la zona, explicó que lo que se faena en el clúster es para mercado interno. “Estamos trabajando para exportar pronto. Pero no hay que quemar etapas. Hay 46 mil capones que se producen y salen entre 5 y 7 mil lechones que se venden a nivel local”, y agregó que con la devaluación que hubo “el año pasado subieron los alimentos y no tanto el capón, ese fue un periodo que se perdió 7 pesos por kilo. Hubo algunos productores que dejaron de producir o que solo vendían lechones. Este año se acomodó el número en el sector por lo que ahora lo que se evalúa si conviene dejar esos lechos y engordarlos. Como la cosecha de maíz y soja fue muy buena, alimento hay. La última devaluación (después de las PASO) también pegó en las producciones de carne porque el maíz subió junto con el dólar y el mercado de la carne se mueve a un ritmo más lento”.
PRODUCTORES. Hay productores que tienen estabulados con 500, 300 hasta 250 madres hasta productores a campo. Están los que destetan 6 lechones hasta los que destetan de 12 a 14 por parición: un parto y medio por año y algunos lograron 2,4. El abanico es grande. La producción primaria de capones dentro del clúster se estima en 46.000 cerdos al año y de ellos, el 95 % sale vivo del clúster ya que uno de los objetivos es transformarlos en chacinados o en cortes de carne fresca que significará más desarrollo industrial y empleo. “Del clúster interviene un equipo técnico para avanzar en la genética de los cerdos. Un productor bonaerense que tiene una granja con 500 madres están usando unas hembras que están pariendo entre 18 y 19 lechones”, afirmó Joaquín Gastañada. Fuera del clúster de Buenos Aires, las principales cabañas produjeron y exportaron en los últimos 3 años 6.000 embriones, que representa el 40% de las exportaciones del país en genética.
La tecnología aplicada dependerá del productor, pero el clúster maneja hasta sistema a campo done se logran resultados productivos al igual que los números de confinados. Donde más capones se logra son en los sistemas estabulados, pero manejan menor cantidad de productores. “En todas las actividades pasa lo mismo hay un dos o 3% de productores que producen el 50% de la producción. Y otro 50% que producen el 30 por ciento con menor inversión y sistemas más chicos hay que ayudar a ese porcentaje para crecer y desarrollarse son los que necesitan el acompañamiento del Estado para capacitarse, buscar otras alternativas de vinculación, conseguir insumos más económicos y comercializar al mejor precio”, subrayó Gastañada desde Pellegrini.
APOYO. La inversión para este clúster fue positiva porque hizo que los productores se involucren en busca de una mejora competitiva. El único requisito del clúster es que los productores se involucren en el proyecto y de las capacitaciones. Los fondos de inversión van llegando y el desafío será la asociación para pelear por los precios de insumos. “Por ejemplo, hay quienes tienen 40 capones y otros que logran 30. La idea es que se vendan juntos y solventar los costos de fletes: la alimentación y la genética deben ser similar para ofrecer lo mismo al mercado. También se busca formar técnicos en producción porcina en todo el país”, indicó Gastañada desde Pellegrini. Hay una buena perspectiva de la producción porcina. El aumento del consumo de carne porcina en el país y la apertura de nuevos mercados abre un escenario beneficioso para continuar con el trabajo en equipo con grandes y pequeños porcicultores.
Por Ángeles Ruiz para Super CAMPO.
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