Y van… ya no hay economía regional que no ponga el grito en el cielo.
En los últimos meses se ve deambular a los actores de distintas regiones argentinas intentando cambios para ver si 2015 todavía los encuentra como productores agropecuarios. Ahora también la situación es de no retorno para los legumbreros, que asisten al deterioro de sus negocios y ya ven cómo se compromete su permanencia como productores.
Vale recordar que la producción de legumbres secas, que en el país engloba los porotos, arvejas, lentejas y garbanzos, factura al año entre 300 y 400 millones de dólares (según precios y campaña productiva). Esto la ubica entre una de las mayores economías regionales del país.
Además, es una de las principales fuentes de trabajo del NOA al absorber 45 mil personas. Por caso, “en Salta, la zona porotera está ubicada en el sur y es casi la única fuente laboral para unos 20 mil puestos de trabajo, que sin esta actividad irían a engrosar los cordones de pobreza de las ciudades”, explicó a PERFIL José María Lázara, presidente de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera).
Con lo cual la situación no sólo es de crisis económico-financiera, sino socio-cultural, puesto que acarrea la necesidad adicional de mantener a la gente trabajando en el campo, produciendo y ligada al terruño, que en este caso no acepta alternativas. “En un campo de la Pampa Húmeda se puede pasar de hacer un cultivo a otro, hay variantes. Si no hago maíz, hago soja, o puedo hacer sorgo”, alertó Lazara. “Pero en el NOA, si no hay porotos es casi imposible hacer otro cultivo”, explicó; con lo cual la actividad productiva se ve limitada.
Importancia
Respecto de su relevancia, los porotos son la legumbre mayoritaria en cuanto al área sembrada. Se estima que su producción supera las 300 mil toneladas, el 98% de las cuales se exporta, lo que lo convierte en un mercado altamente dependiente de los precios externos.
“Este año estamos sufriendo una caída fortísima en las cotizaciones al pasar de u$s1.700 a u$s700 los precios internacionales en apenas un año”, alertó Lázara. “Esta tremenda caída afecta cualquier tipo de rentabilidad”, reconoció el presidente de Clera.
Por otra parte, lo que se vive puertas adentro está lejos de ayudar. Para Lázara, “el condimiento nacional conspira contra toda noción de competitividad”. “Con retenciones del 5%, que no implican aportes importantes para el fisco pero que son altamente perjudiciales para los productores, los atrasos en la devolución del IVA y en los reintegros, la situación se complica hasta llevarnos al quebranto”, admitió.
Para sumarle condimientos extra, se refirió a un tipo de cambio que está lejos de ser competitivo. “Mientras que nuestros competidores han devaluado, al mantenernos quietos casi hemos revaluado”, indicó.
Como resultado de este combo, la Argentina pasó de ser el 2º o 3º exportador mundial de porotos a ubicarse en 9º o 10º lugar –según como den los resultados finales de las exportaciones–, debido a la falta de competividad. Aquí Lázara no se olvidó de los fletes, el otro dolor de cabeza de las economías regionales. “Es totalmente inviable cualquier negocio cuando el flete de Salta a Buenos Aires es de u$s75/t y llevarlo de Buenos Aires a Asia cuesta u$s18”, reconoció el dirigente. En esta situación es que los problemas internos se juntan con la fuerte retracción de los precios internacionales de un producto que practicamente se exporta en su totalidad.
Las arvejas pasan por una situación similar, con el agravante de que China es uno de los principales compradores y no se puede llegar a ese destino. “Pero la cosecha es en dos meses, y si no se logra rápido el acuerdo técnico estamos perdiendo la posiblidad de exportar este año”, adelantó Lázara.
“La alternativa sería un régimen diferenciado para las economías regionales, que sólo se podrá poner en funcionamiento cuando el Estado tenga una clara definición de qué es una economía regional y quiénes la integran”, indicó Lázara, para quien no hay una idea cabal de qué es una economía regional y lo que significa. “La economía regional es la llave de la extensión de las fronteras agropecuarias del país, y si se cae no hay opción para extenderla. Va más allá de lo económico-financiero”, indicó.
Finalmente, entre las medidas que tenderían a morigerar el mal momento que atraviesan los poroteros, Clera pide: “La eliminación de ultrarregulaciones que tiene el sector, como los ROE para exportar; la disposición de la 142 para el ingreso de divisas en plazos cortos y la Resolución 3577 de la AFIP, según la cual, si no se factura al mismo país que se embarca hay demoras para recuperar el IVA”, admitieron.
Vuelve el tema al tapete y sigue sin solución. Las economías regionales aportan sustancialmente poco a las arcas del Estado en retenciones. ¿Por qué no se da una solución al tema? El interrogante sigue.
Nota aparecida en Diario PERFIL del sábado 3 de octubre. Para suscribirse, haga click acá.
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