Las últimas lluvias caídas en el área centro-norte de Santa Fe no lograron revertir la crisis en los trigales, hecho que provocó que un 45% de las casi 150 mil hectáreas sembradas se vean afectadas por la sequía y cuenten con «una escasa a nula recuperación».
Así lo indicó ayer el último informe de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, que estimó que unas 66.800 hectáreas -que fueron cubiertas con trigo– se verán seriamente afectadas por cuestiones climáticas, lo que trabó su desarrollo.
Tras registrarse marcas de lluvias «dispares e irregulares», que no permitieron cambiar el estado de déficit hídrico que afectó a esta zona, los especialistas descuentan que los lotes trigueros, que se encontraban en etapa reproductiva, se verán afectados en su calidad y aportarán rindes de entre 2.000 a 2.200 kilos.
La bolsa santafesina indicó que, más allá de la cuestión climática, «se avanza» con la siembra de girasol en el centro-oeste provincial, área que está condicionada por «falta de humedad en la cama de siembra», y también en maíz de primera.
En este último caso, se descuenta una caída en la superficie cubierta con maíz respecto al ciclo anterior, mientras que en el caso del trigo «continúan su marcha ya en etapas de antesis y grano lechoso, soportando el severo déficit hídrico que atraviesan», se indicó.
Los técnicos santafesinos indicaron que «se consolida en un 45% de afectación el área sembrada, representando unas 66.800 hectáreas con escasa a nula recuperación, sobre una superficie sembrada de 148.500 hectáreas, con un aumento de un 10% respecto a la superficie sembrada la campaña 2012».
«Se estima un rendimiento de 20 a 22 quintales por hectárea«, se expresó.
En el centro-norte de Santa Fe se estimó que la siembra girasolera alcanzará las 86.500 hectáreas, es decir un 22,7% menos de lo que marcaba la intención de siembra en la zona.
Este número es también casi un 14% inferior al área sembrada en la campaña 2012/2013, cuando se cubrieron con girasol un total de 101.000 hectáreas.
En el caso del maíz de primera, los lotes exhiben una marcada retracción en la siembra, ya que la merma sería de un 15% en la intención, y esto se debe fundamentalmente a «los costos de implantación y de los insumos, y a la incertidumbre climática y la baja disponibilidad de agua en los primeros centímetros de los suelos».
FUENTE: DyN
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