El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Carlos Casamiquela, afirmó en un comunicado que «los logros y avances que experimentó el sector agroalimentario y agroindustrial en los últimos doce años son la plataforma de un futuro de mayor crecimiento y desarrollo, en donde las políticas concretas de promoción a las cadenas productivas permitieron crecer sustantivamente su producción y productividad».

El funcionario remarcó que, a partir de 2003, Argentina triplicó sus exportaciones (de u$s15 a u$s42 mil millones); la producción de granos creció el 52% (de 66 a 100 millones de toneladas); la producción de carnes bovina, porcina y aviar aumentó el 48% (de 3,5 a 5,2 millones de toneladas); la producción de leche ascendió el 42% (de 7.900 a 11.400 millones de litros); y la producción de arroz se vio más que duplicada (de 717 mil a 1,6 millones de toneladas).

Casamiquela informó que «los márgenes brutos del mes de julio de la soja en campo propio fueron positivos en todas las regiones productivas consideradas, según se desprende de los números de la principal publicación de referencia en estos temas», en relación a la revista Márgenes Agropecuarios.

Respecto a esto, la molienda de soja de junio marcó el récord de 4.516.319 toneladas, volumen que acumulado al primer semestre del año representa también la mayor industrialización de la oleaginosa de la historia para los meses de enero a junio, donde la molturación de soja alcanzó 18.518.052 toneladas, superando así las 18.358.353 toneladas procesadas en los primeros seis meses del año 2014, pico máximo de la actividad hasta hoy.

«Pareciera ser que ciertos actores del sector están pensando más en la campaña electoral, y se olvidan de citar datos concretos sobre una década extraordinaria para el sector agroalimentario y agroindustrial argentino, incluso negando la rentabilidad de la soja, cuando los datos son más que positivos», afirmó Casamiquela.

Otros efectos positivos -consecuencia de políticas de promoción y del impulso vivido por este sector a partir del 2003- tienen que ver con la morosidad en el sistema financiero del sector agropecuario: pasó de un 42% en 2003 a sólo un 2% en los últimos años; y con el valor de la tierra en dólares: en las zonas maicera y triguera aumentó alrededor de un 300%, mientras que en las zonas de cría e invernada superó el 400% de su valor al inicio de la década bajo análisis. Para poner un ejemplo concreto, el valor en dólares por hectárea en la zona maicera pasó de u$S3.950 a u$s15.883.

Sumado a esto, el sector ha visto ampliamente incrementado el acceso al crédito en los últimos años (la participación de préstamos al sector sobre su PBI a precios de mercado ha pasado de un 8% en 2004 a alrededor de un 20% en años recientes), coincidiendo con un período ininterrumpido de 8 años de tasas de morosidad inferiores a un 3%, tasa que en 2003 superaba un 40 por ciento.

Por otra parte, Casamiquela explicó que -según datos del Banco Mundial- más de 30 países utilizan derechos de exportación en determinados productos. «En el caso de nuestro país, ellas son un instrumento de distribución de la riqueza, de generación de un Fondo Solidario que permite acompañar a aquellos territorios más postergados creando escuelas, hospitales, con transferencias de recursos, que se traduce en más oportunidades para todos los argentinos»; al tiempo que «permiten dar un salto de calidad para lograr mayor valor agregado a nuestra producción primaria».

«Hay un país en crecimiento, inclusivo y un sector agropecuario de pie que tiene metas concretas y objetivos enmarcados en el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2020, elaborado con todos los actores de la cadena y pensando en la Argentina que queremos para los próximos años», concluyó Casamiquela.