La semana pasada, desde el mercado de Chicago llegaron buenas noticias para los productores argentinos, ya que el precio de la soja había sobrepasado la barrera de los 400 dólares por tonelada, un nivel que no se registraba desde hace cuatro años.
Sin embargo, las actualidad y las perspectivas de que estos precios se mantengan e incluso que puedan seguir aumentando, se ven condicionados por las perspectivas climáticas en que se desarrollará la campaña sojera.
Una muestra de ello fue el retraso en el inicio de la siembra, que recién pudo hacerse la semana pasada. De acuerdo con un informe elaborado por la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía de la UBA, se espera que el episodio de La Niña de este año sea moderado a intenso. La última vez que se registró un episodio intenso fue en 2010/2011, seguido por un episodio moderado en 2011/2012. Esto significa que los cultivos de verano podrían sufrir estrés hídrico por falta de lluvias, comprometiendo el área sembrada (estimada en 17,2 millones de hectáreas) los rendimientos y los números finales de producción.
Perspectivas
Para Luis Zubizarreta, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja), el área sembrada de esta campaña “será un poco mayor con respecto al año anterior, pero el clima ha venido bastante seco, hemos tenido un poco de lluvia y no hay demasiada reservas hídricas en varias regiones. Esperamos que vuelvan las lluvias porque las ganas de sembrar están, pero necesitamos que haya humedad en el suelo”.
Con respecto a los precios de la oleaginosa, “esperamos que se mantengan estos precios y se combinen con una buena producción, pero hay que esperar un poco para tener un mejor panorama. La demanda de Asia es estable y eso ayuda que bajen los stocks y la preocupación por el clima también suma. Brasil no tiene más soja para vender e importando desde los Estados Unidos y eso está haciendo que China y otros países asiáticos demanden a pesar de la pandemia. Creo que el gran mensaje a mediano plazo para el país es que la demanda de soja sigue siendo fuerte, el mercado de proteínas vegetales es una oportunidad para la Argentina y no es coyuntural sino a largo plazo y eso es muy bueno”.
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