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Actualidad

17/11/2019

La Patagonia se propone como nueva cuenca trufera

Consideradas por la gastronomía como “diamantes negros” se destacan por su alto valor. Se estudia su producción en actividades combinadas.
Desde La Pampa hasta Chubut hay más de 26 millones de hectáreas donde podrían producirse estos hongos micorrícicos.

La producción de trufas en Patagonia es una actividad muy incipiente, con pocos casos que han iniciado la cosecha este año. La región tiene gran cantidad de superficies aptas para el cultivo. Según un estudio del Ciepad más de 26.500.000 ha de terreno son aptas para la truficultura desde La Pampa hasta Santa Cruz. Este mapa trazado es un primer insumo para la planificación a escala regional.

Los huertos truferos son un cultivo muy importante, ya que permiten un desarrollo forestal sostenible a la vez que se desarrolla una actividad económica para la región.

Las trufas son consideradas por la gastronomía mundial como un verdadero manjar por su sabor y sobre todo por su aroma distintivo y único. Además, se destacan por su alto valor y su aptitud para ser cultivada en huertos forestales.

En cuanto a sus características vale considerar que se trata de hongos micorrícicos que fructifican bajo tierra y crecen asociados a las raíces de diferentes árboles hospedadores como los robles, el avellano, la encina y algunos pinos.

Al crecer en simbiosis, los árboles utilizan el micelio del hongo como una red para captar nutrientes y agua del suelo, y la trufa obtiene del árbol azúcares que éste produce a través de la fotosíntesis.

Las plantas que se utilizan en los huertos truferos ya vienen inoculadas con el hongo, es decir, en sus raíces ya se encuentra la trufa. Al respecto, Agustín Lagos, responsable de la empresa El Trufero ubicada en la zona de Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, provee a diferentes productores plantas inoculadas con trufas.

El tiempo de espera hasta que la trufera entra en producción es de 5 a 8 años. Sin embargo, es posible realizar actividades productivas combinadas en esta etapa de espera, que generan ingresos y no ocasionan problemas a los árboles trufados.

Los casos de producción combinada son variados, por ejemplo, se ha reportado la producción de pinos piñoneros (Pinus pinea) con alcornoque mediterráneo (Quercus suber), los cuales producen trufas blancas (Tuber borchi) y brindan además piñones y corcho. Otro caso es la producción de trufas en árboles de nuez de pecan (Carya illinoinensis).

Por otro lado, se pueden diseñar producciones combinadas incorporando en la trufera el cultivo de plantas melíferas, plantas aromáticas, plantas medicinales o comestibles, con el objetivo de obtener ingresos en los primeros años de la plantación, antes de la entrada en producción de trufas.

Específicamente en Patagonia, la producción combinada puede estar dada por el cultivo de variedades de manzano, peral, ciruelos y frutos rojos.

A su vez, se puede incursionar en la combinación con el cultivo del calafate (Berberis mycrophila) ya que posee un uso comestible, medicinal y tintóreo con un alto contenido antioxidante, lo cual lo convierte en un producto nutracéutico. Continuando con las nativas de Patagonia, se puede pensar en combinar la producción con paramela (Adesmia boronioides), planta ideal para extracción de aceites esenciales, con uso medicinal, cosmético y gastronómico.

Por Gustavo Paris para Super CAMPO.

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