La producción argentina de avellanas se cuadruplicó en los últimos años, por ser muy rentable, con un volumen que alcanza a los 240.000 kilos anuales. El Valle Inferior de Río Negro, con casi 400 hectáreas asignadas a este fruto seco, es la principal región que concentra el 95 por ciento de la producción total del país.
Juan Rolka es propietario de una finca de 65 hectáreas en cercanías de la ciudad de Viedma, bajo un sistema de riego administrado por IDEVI (Instituto para el Desarrollo del Valle Inferior). Asignó a esta producción 24 hectáreas y otras 24 a la plantación de nogales. Se trata de una empresa familiar que maneja junto a sus dos hijos. Rolka es considerado por los lugareños como pionero en este tipo de producción. Cuando decidió dedicarse a las avellanas viajó a Italia en 1983 para capacitarse en esta especialidad y comenzó a producir la variedad Tonda de Giffoni, de origen italiano y la más demandada por los mercados, que posee aptitud para la industrialización. “La producción anual porque varía todos los años según las condiciones climáticas y se ubica entre los 2.000 y 2.500 kilos/hectárea”, comenta a Super CAMPO el productor del valle, mientras recorre las frondosas plantaciones con frutos que ya se encontraban en condiciones de ser cosechados. La densidad de la plantación es de 5 mil plantas por hectárea, donde cada planta produce entre 4 y 5 kilos de avellanas.
En la Argentina las mejores tierras aptas para estos cultivares, además del Valle Inferior de Río Negro, son los valles del Río Colorado y del Chubut. También se practica en Mendoza, San Luis y Buenos Aires.
RIEGO. “El sistema de riego que utilizamos es gravitacional por surcos en los primeros años de vida de la planta. Una vez que alcanza el estado adulto, el riego se hace por medio de un manto de agua”, detalla el productor. El promedio de agua que necesita la planta se calcula entre los 3.000 a 3.500 metros cúbicos por hectárea, pero “el momento crítico es entre diciembre y febrero, cuando comienza el desarrollo del fruto. Este cultivar no presenta problemas sanitarios”, añade.
COSECHA. El período de cosecha se inicia a fines de febrero y marzo, cuando los frutos se abren y se desprenden de la planta. Son recolectados desde el suelo en forma manual o por medio de cosechadoras. “Nosotros utilizamos una cosechadora, un equipo similar a una gran aspiradora que selecciona y recoge los frutos del suelo. Una vez cosechadas las avellanas, se someten a un proceso de secado, que se realiza en un playón de hormigón, donde permanecen expuestas al sol hasta el momento en que se realiza el pelado de los frutos en forma manual».
COMERCIALIZACIÓN. El desembarco de avellanas en la región tuvo su punta pie inicial hace poco más de dos décadas con la instalación de una empresa italiana que ya se retiró hace varios años. “Hoy comercializamos nuestra producción exclusivamente en el mercado interno. El 50 por ciento se vende en las fábricas de chocolate de Bariloche. El resto se coloca en Buenos Aires a través de distribuidores”, comenta Rolka. La industria del chocolate paga en la actualidad entre 3,50 y 4,00 dólares el kilo, con lo que se constituye en un negocio muy atractivo. Para abastecer el mercado interno Argentina necesita importar desde Chile, España y Turquía 290.000 kilos anuales de avellanas, que ingresan peladas.
DESCASCARADO. Para mejorar el valor agregado de los frutos secos se instaló, en un predio de IDEVI, una planta de descascarado de nueces. “Este proyecto se implementó a través de un gran contacto con los productores que nos plantearon la necesidad de generar una mecanización post cosecha para abaratar costos y obtener una mayor valor agregado”, explica Marcos Castro, presidente del Consejo Asesor del IDEVI. La iniciativa de los productores propicio el desarrollos de un proyecto que fue canalizado a través de la UCAR (Unidad de Cambio Rural, dependiente del ministerio de Agroindustria de la Nación), que financio el proyecto con 3 millones de pesos. Los productores que administrarán la planta abonarán una tasa de servicio por el uso de la planta.
SECADO. Otro aspecto importante en el desarrollo del valor agregado es el secado de los frutos secos. La Cooperativa Nogalera de Valle Medio es la propietaria de una planta de acopio y secado de nueces que se instaló en el Parque Industrial del municipio de Lamarque. Hasta el año pasado, el proceso se hacía en forma natural, pero a partir de la incorporación del gas, el proceso se reducirá a 24 horas. La cooperativa está formada por 50 asociados que ofrecen una producción de medio millón de kilos de nueces. A esa producción se le suma también unos 5.000 kilos de producción de almendras. La entidad tiene en carpeta una propuesta de un exportador que posibilitaría ampliar su actividad.
Por Eduardo Bustos para Super CAMPO.
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