El rinde promedio en los campos de trigo ubicados en el Noreste argentino ronda 1,2 tonelada por hectárea, en momentos en que se cumplió con la trilla del 75% de las 250 mil hectáreas implantadas con este cereal en esta región.

Los datos surgen del último informe regional realizado por especialistas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, aunque los rendimientos obtenidos hasta el momento van desde los 500 kilos por hectárea hasta un máximo de 2.500 kilos, tal como se registró en el caso de la zona de Bandera.

Durante el presente ciclo lejos están los campos de esta región del NEA de experimentar el fuerte estrés hídrico que se vivió en el período 2013/14, hecho que permitió que el área triguera se incrementara casi un 79% respecto al período anterior.

En tanto que la recolección ya concluyó en campos del norte de Chaco, siguen los trabajos de trilla en el centro y sur de la provincia, así como de los lotes de trigo ubicados en el este de Santiago del Estero.

Los cuadros que aún no fueron levantados transitan una situación de madurez fisiológica, a la espera de que se cumpla una reducción en la humedad de los granos que permita realizar la trilla del cereal.

En el caso de los granos gruesos -girasol, soja, maíz y sorgo-, su siembra estival se inició en las últimas semanas.

Para el presente ciclo, las expectativas de siembra de maíz y sorgo son inferiores a la pasada campaña, hecho que según los informes técnicos se sustenta en la evaluación que reportó un «rinde de indiferencia», que dejó muchos contratos sin cerrar antes de se avancen con los trabajos de siembra.

El informe de la bolsa porteña refirió que «los productores de mediana escala están dejando de lado los campos arrendados de baja productividad, sembrando solo en campo propio y en los lotes arrendados de media y alta productividad».

Aquí, los contratos que sí se cerraron se firmaron a partir de la modalidad de ir «a porcentaje, denotando una mayor tendencia a compartir el riesgo entre arrendador y arrendatario».

En los campos de Chaco, este de Santiago del Estero y noreste cordobés, el área implantada con girasol finalizó en 135 mil hectáreas, superficie que se redujo un 41% en el orden interanual.

Para la zona del noreste, el cultivo del maíz resulta esencial: la inclusión de gramíneas en el planteo permite mantener estabilidad en el rinde del resto de los cultivos en rotación.

De igual forma, este forraje es de gran utilidad en la zona para evitar los procesos de erosión de sus suelos. Sin embargo, los especialistas indicaron que para esta campaña se presenta como un factor negativo en cuanto a la siembra del maíz la buena disponibilidad de alimento para los consumos regionales.

FUENTE: DyN

28 de noviembre de 2014