En 1929, los hermanos Rotania consiguieron la aprobación de la patente de invención que los certificaba como creadores de la primera máquina que podía cortar varias hileras de trigo y separar el grano de la paja sin necesidad de ser tirada por un tractor o por caballos: la primera cosechadora autopropulsada del mundo, surcó los campos por primera vez en Sunchales.
Al cumplirse 90 años en este 2019, otros hermanos, los Postachini, llevaron un modelo de la Rotania restaurado por ellos hasta un campo de Balcarce para que vuelva a cosechar. El acontecimiento fue organizado por Claas Argentina con el apoyo de la semillera alemana KWS y de la fabricante de tolvas Cestari.
Alfredo Rotania, junto con sus hermanos (Miguel, Enrique y Fernando), todos inmigrantes italianos, comenzaron a trabajaren 1915 en su taller de máquinas agrícolas donde fabricaron el tubo mecánico lanza paja para las máquinas estáticas que luego fue reemplazado por el sistema corta y trilla traccionado por caballos o tractor. En 1926 se embarcaron en la idea de crear una cosechadora con motor que funcione sola.
La máquina fue armada con un impulsor Hércules y el diferencial de un camión Chevrolet‘27; le dieron tracción delantera y una caja de dos cambios hacia adelante y uno hacia atrás; un ancho de corte de 4 metros y una velocidad de trabajo de 4 kilómetros. “Está patentada y es respetada por todos los fabricantes del mundo como la primera cosechadora autopropulsada”, recordó Alberto Postacchini ¿De qué hablábamos en 1929? De una “espigadoratrilladora con adaptabilidad de un tren automotriz en el rodado delantero”, tal cual el nombre en los registros de patentes. La parte final de la cosecha consistía en colocar los granos en bolsas de arpillera que eran cocidas por uno o varios operarios arriba de la máquina.
Uno de esos modelos permaneció durante décadas abandonado en una plaza de Sunchales hasta que fue vista por el fundador de Claas, Helmut Claas, quien propuso su restauración -con dinero de su bolsillo-. Del trabajo de restauración de ese fierro -con mucho de madera, empezando por el cabezal- se ocuparon Reinaldo y Alberto Postacchini, vicepresidente y jefe de Servicio de Claas Argentina. La Rotania que se vio en Balcarce es la misma que está en exhibición en el ingreso principal a Sunchales y no salía al campo hacía 19 años, según el recuerdo de Alberto.
Se decía de la Rotania que podía trillar 15 hectáreas por día, aunque esa capacidad dependía mucho de la pericia de los encargados de la costura de las bolsas. Por otra parte, allá por la primera parte del siglo XX las productividades de los mejores trigos en Sunchales estaban en niveles de los 1.500 kg/ha. En Balcarce, la vieja máquina encaró plantas de un potencial de más de 5.000 kg/ha.
Respecto del trigo que se cosechó, los datos los aportó la Lexion 780, un modelo con cabezal de 13,70 metros, potencia de 628 caballos, 13.000 litros de tolva, trabaja a 6-7 kilómetros y hace 120 toneladas por hora.
El monitor de la Lexion informó que trabajó una superficie de 2,55 hectáreas y levantó un trigo con 13 por ciento de humedad. El promedio de rendimiento fue de 5 toneladas/hectárea (con un pico de 6,5. Además de la Rotania y la Lexion, la reunión contó con otros ‘fierros’ viejos: un tractor Farmall de 1946, un Allis Chalmers, de 1959 y un John Deere de 1970; una cosechadora Cockshutt.
Una buena cosecha no despeja las dudas. Las fábricas de maquinaria agrícola perdieron en 2018 como toda la economía. Según datos del Programa Nacional Valor Agregado, Agroindustria y Bioenergía de la Secretaría de Agroindustria, en el último trimestre de 2018, las ventas del sector cayeron en promedio 43,5 por ciento respecto del mismo período de 2017; hubo una disminución del 65% en el comercio de cosechadoras, 54 % en tractores, 19,2 % en sembradoras y 35,4 % de implementos agrícolas.
¿Cuál es la perspectiva para 2019? El vicepresidente de Claas, Reynaldo Postacchini, auguró que “el año va a ser difícil. Estamos muy complicados porque no se achica lo que hay que achicar: el gasto del Estado. Hoy la estructura de gastos es para el doble de la población. O hay que achicar el Estado”. El empresario confió en que el sector “se va a movilizar por la cosecha alta. Pero la gente tiene desconfianza. Una inversión en maquinaria agrícola es mayor a 100 mil dólares y se recupera en 4 ó 5 años. Hoy tenemos planes de 6 meses”, fustigó. En la muestra en Balcarce por el aniversario de la cosechadora Rotania estuvo también el presidente de las tolvas Cestari, firma familiar con 92 años como taller metalúrgico y cuatro generaciones, en Colón (BA).
Néstor Cestari también es dirigente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma). “El año pasado fue duro por la sequía, la suba de costos y el aumento de las tasas de interés. Gracias a dios terminó”, festejó. “Ahora vamos a tener una buena cosecha. Pero lo que esperamos realmente es que vuelva a aparecer el crédito. Ahora que el dólar está estabilizado tendría que haber tasas razonables: es vital que suceda para el bien de todos”.
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