Un ensayo realizado sobre un cultivo de tomate para industria en la Estación Experimental del INTA La Consulta, Mendoza, mostró que las aplicaciones de nitrato de calcio en el suelo desplazaron el sodio hacia estratos más profundos, mejorando el proceso de absorción de nutrientes y liberando de estrés a las plantas. El resultado fueron frutos con mayor carga nutricional y una reducción en el índice de rajado de hasta 14 por ciento, lo que otorga un incremento similar en su rendimiento industrial debido a que los tomates rajados no pueden ser pelados por las máquinas que los procesan.
El ensayo a campo consistió en la colocación de sondas de succión para evaluar lo que sucede a distintas profundidades del suelo con las soluciones nutricionales que se aplican, evaluando en cada caso lo que está disponible para la planta. Así se comparó el nitrato de calcio con la solución que habitualmente utiliza el INTA para este cultivo.
“La diferencia que encontramos al aplicar soluciones con y sin nitrato de calcio es que con la primera se desplazó el sodio de los rangos de profundidad de 20 y 40 centímetros hasta una profundidad superior a los 60 centímetros, lejos de las raíces. De esta manera, la solución nutricional que quedó en la zona de absorción radicular era más balanceada para la planta, sin la presencia del sodio que fue reemplazado por el calcio”, señala la ingeniera agrónoma Vanesa Vignera, especialista de Yara en la región. Hay que tener en cuenta que el sodio es un elemento que limita la absorción de nutrientes a nivel de las raíces de las plantas y esto sucede incluso en suelos que no son considerados “salinos” ni “sódicos”, ya que el sodio está presente en distintos niveles en el suelo y el agua.
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