Establecimiento porcino modelo "Doña María" (Chaco). FOTO: Senasa.

En la estancia “Doña María”, ubicada en el kilómetro 1076, a la vera de la Ruta Nacional 11, en el departamento chaqueño de Bermejo, funciona el criadero de ganado porcino y el frigorífico más importante para esta especie en la región, habilitado y fiscalizado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Este emprendimiento se destaca por integrar todos los eslabones de la cadena de valor debido a que en la misma unidad de negocios se producen granos y pasturas para abastecer de alimentos a su criadero de cerdos y después producir medias reses, cortes envasados al vacío y chacinados.

En el primer semestre de 2016, el Senasa fiscalizó en este establecimiento la faena de 16.376 animales de la especie porcina, con una producción de 1.154.479 kilogramos de cortes y envasados al vacío y de 105.448,38 kilos elaborados como chacinados. El frigorífico faena la producción propia pero, en caso de necesidad, compra porcinos de similar calidad a otros productores.

Las medias reses, los cortes que se entregan envasados al vacío y congelados y los chacinados abastecen al mercado regional de Chaco, Corrientes y Misiones, a través de puntos de venta y reparto, a un precio accesible al público.

“Se trata del primer frigorífico porcino del Chaco y el más importante de la región, por su capacidad de faena y sus instalaciones automáticas. El establecimiento cuenta con la inspección de un veterinario del Senasa que controla la toma de muestras obligatorias para ser analizadas en los laboratorios de la Red del organismo, con el fin de corroborar que los animales no tengan enfermedades que puedan afectar a la población. Otro punto a favor es que la producción se comercializa a precios muy accesibles para los consumidores”, destacó el director del Centro Regional Chaco Formosa del Senasa, Enrique Orban.

Complejo

El complejo, cuya inversión demandó alrededor de $35 millones, está conformado por varios emprendimientos integrados. Además del criadero y del frigorífico, se siembran granos y funciona una planta de elaboración de alimentos balanceados para abastecer al ganado porcino. La idea de desarrollar un complejo productivo que reúna todos los eslabones de la cadena de valor surgió por la falta de abastecimiento de cortes frescos de cerdo de calidad en la región.

La cabaña Doña María cuenta con porcinos de las razas Topigs (las madres) y P.I.C. (los machos terminales), de origen alemán y sueco, con un alto desarrollo genético logrado desde hace 16 años a través de inseminación artificial.

Los criaderos, de tipo intensivo y de ciclo completo, alojan a los animales entre 160 a 170 días, desde el nacimiento a la venta. En la actualidad cuentan con un stock de 1.200 madres, 19 padrillos, 200 cachorras, 4.800 lechones y 2.500 capones.

El establecimiento se dedica también a la producción de fibra, granos y cereales utilizados en la alimentación del ganado porcino. Esto no solo mejora los costos de producción sino que también asegura una alimentación de calidad, basada en una dieta natural para los omnívoros. Y posee, además, una fábrica de alimentos balanceados que produce cuatro toneladas por hora y cuenta con silos que almacenan hasta 5.000 toneladas de maíz.

Frigorífico

La planta de faena, inaugurada en diciembre de 2012, dispone de instalaciones totalmente automáticas y tiene una capacidad de faena de 100 animales por hora. Posee 2.500 metros cuadrados cubiertos, compuestos por corrales; complejo sanitario (sala de necropsias y de emergencias); lavadero de vehículos de transporte; salas de faena, desposte, elaboración y cocimiento; y cámaras de congelado. Asimismo, posee dependencias auxiliares, comedores, vestuarios y talleres.

El tratamiento de efluentes se hace mediante el uso de piletas de decantación y lagunas aeróbicas-anaeróbicas, mientras que la provisión de agua se hace con desmineralización por el sistema de osmosis inversa con posterior potabilización, con análisis físico-químicos y bacteriológicos, con una periodicidad ajustada.

El Senasa inspecciona la sanidad y la inocuidad de los productos elaborados en el establecimiento –cuyo número oficial es 4972– habilitado para el tráfico federal. Personal veterinario debidamente capacitado del organismo controla el estado sanitario y documental de los animales y transportes que ingresan al lugar y realiza la inspección ante y post mortem del ganado; fiscaliza las operaciones estandarizadas de saneamiento (POES) antes, durante y posteriormente a las operaciones de elaboración; y controla el ingreso y las condiciones de almacenamiento de materias prima e insumos para la elaboración de chacinados y salazones.

El organismo supervisa también la implementación de sistemas de gestión y aseguramiento de la inocuidad, tales como las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), Procedimientos Operativos Estandarizados de Sanitización, Manejo Integrado de Plagas (MIP) y Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HCCP).

Para preservar la inocuidad de los productos, el Senasa realiza planes de muestreo bacteriológicos para la determinación de bacterias indicadoras y patógenas, entre ellos el Plan Nacional de Control de Residuos e Higiene en Alimentos (Creha) que analiza que no haya residuos de medicamentos, metales pesados y pesticidas. Se utiliza la técnica de la Digestión Artificial de todas las reses para la verificar la ausencia del parásito Trichinella spiralis (que produce la triquinelosis), además del examen sistemático de todos los órganos y músculos en playa de faena (examen “post mortem”), con el objeto de diagnosticar las patologías capaces de afectar la salud pública, la sanidad animal o causar perjuicio al interés de los consumidores, garantizando la aptitud para el consumo.

FUENTE: Senasa