En El Salvador muchas comunidades han iniciado un proceso que está transformando vidas y mejorando economías a través de la agroecología, un tipo de agricultura distinta frente a las prácticas convencionales, por lo general basadas en el despilfarro del agua, uso de productos químicos y monocultivos. Organizaciones e instituciones apuntan a la agroecología como una alternativa viable para garantizar la soberanía alimentaria, mejorar la economía familiar de una forma amigable con el medio ambiente y mejorar la resiliencia ante el cambio climático.
El cambio climático continúa retando a los Estados a nivel global. En el caso de El Salvador, de acuerdo con un documento emitido por el Banco Mundial (BM), el país enfrenta una degradación severa de sus recursos naturales, especialmente de sus bosques naturales, suelo, calidad del aire y recursos hídricos.
Asimismo, refleja que en términos económicos el impacto de la degradación ambiental en la salud se ha estimado en aproximadamente el 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB).
Entre las técnicas de la agroecología destacan la preparación profunda del suelo, uso de la composta, uso de semilleros (almácigos), siembra directa, asociación y rotación de cultivos, y uso de semilla criollas o de polinización abierta, entre otras.
En El Salvador el 35.2% de los hogares están en condiciones de pobreza, es decir aproximadamente 606,000 hogares en los que residen alrededor de 2.6 millones de personas que carecen de condiciones necesarias para tener un nivel óptimo de vida.
Muchas familias viven en zonas rurales, por lo que apostarle a alternativas para el mejoramiento de la economía y sostenibilidad se hace urgente. El emprender en el campo de la agroecología propicia beneficios en diversas vías: uno de los más importantes es la economía familiar, que deja de depender de la dinámica convencional.
Actualmente, en el país movimientos sociales y organizaciones promueven una Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional para que la población tenga acceso a una alimentación sana y apoyo para el emprendimiento de proyectos agrícolas y una comercialización justa, así como una política que promueva la agroecológica a nivel nacional.
FUENTE ContraPunto CopyRight / prnewswire.com / DyN
Este artículo es un bálsamo. Entre tanta agricultura depredadora y tóxica por fin un poco de sentido común. Que bello sería un mundo lleno de pequeños productores agrícolas cultivando productos de manera ecológica y ofreciéndonos alimentos limpios y genuinos. Sería sin dudas un mundo menos violento con menos hambre y más oportunidades
Saludos!