La palabra flexitariano (de “Flexitarian” en inglés”) proviene de la conjunción “flexible” + “vegetariano”. El término comenzó a usarse en 1992 por la periodista Linda Anthony para referir al menú de un restaurante. Pero, ¿qué significa ser flexitariano? Desde que comenzó este milenio crece esta tendencia a nivel mundial y ya se está midiendo en Argentina.

De acuerdo con una encuesta realizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el 30% de los consultados declara que está reduciendo la proporción de carnes en la alimentación, entrando en la categoría de flexitariano.

Según la licenciada Eugenia Brusca, asistente en el Departamento de Promoción Interna del IPCVA “las principales causas son por temas de salud, recomendaciones de los médicos o la adhesión a iniaciativas como ‘Lunes sin carne’. Este fenómeno se da en todas las edades, intensificándose en las personas mayores, sobre todo por los temas de salud y recomendaciones médicas. En las franjas de edades menores, viene de la mano de la difusión del veganismo y vegerianismo».

El 66% de los consultados admite no tener restricciones a la hora de comprar carnes, mientras que el 3% se declaró vegetariano y el 1% vegano. Brusca sostiene que el vegetarianismo se da en la misma proporción entre hombres y mujeres y en todas las franjas etarias. “En cambio, entre los veganos, hay más hombres que mujeres, lo que asociamos por la necesidad de incluir este tipo de alimentos en el funcionamiento metabólico de la mujer”, afirma la especialista. 

El estudio indica, por otro lado, suelen ser más mujeres que hombres y se intensifica esa tendencia entre los 16 y 25 años. Los flexitarianos se mantienen entre 29 y 30%. Vemos que en la cuarentena han disminuido 1% en los porcentajes de veganos y vegetarianos, por la inclusión de la carne en la carne. Sentimos que la gente ha tenido que incluir a la carne vacuna en su alimentación durante la cuarentena, pasando a ser flexitariano.

Según  el relevamiento, cada argentino come, en promedio, 117 kilos de proteína cárnica por año: 52 kilos provienen de la carne vacuna, 49% del pollo y casi 17 kilos de cerdo y entre 1 y 2% de pescado y oveja.

La Asistente de Promoción Interna del IPCVA hace hincapié en una alimentación que incluya la proteína animal: “Es muy importante la inclusión de la carne vacuna desde la gestación y en los primeros tres años de vida para favorecer el desarrollo intelectual de los chicos. En general, los nutricionistas dibujan un plato dividido en: 1/4 de proteína, 1/4 de carbohidratos y 1/2 de vegetales. Esto obviamente debe ser controlado por un especialista de la nutrición. Vemos una demonización de la carne vacuna, del mismo modo que pasó con la leche y los huevos.”.