La historia de la familia Vicentin en los negocios se remonta a 1929, cuando los hermanos inmigrantes italianos Roberto, Máximo y Pedro (quienes llegaron en 1920 desde Friuli) comenzaron con un almacén de ramos generales.

En 1937 pusieron en marcha Vicentin Hermanos y Cía., una desmotadora de algodón en la localidad santafesina de Avellaneda, donde se separaba la fibra para las hilanderías de las semillas. En 1943, con la semilla de algodón, comenzó a elaborar aceite crudo que se refinaba en Buenos Aires.

La segunda generación de Vicentin está representada por Héctor, (hijo de Roberto), Mireya (hija de Máximo), Rubén, Marta, Olga, Clara, Raquel y “Mary” (hijos de Pedro). En 1966, la empresa empieza un camino de diversificación comprando tierras para producir su propio algodón y encarar la producción de cereales y oleaginosas e incorpora el proceso de extracción por solventes que hoy se emplea para el crushing de soja. También invirtieron en el frigorífico Friar.

Desde 1979, la conducción de Vicentin los nombres de la segunda generación comienzan a mezclarse con los de la tercera, con Gustavo y Sergio Nardelli, Alberto Padoán, Roberto Gazze y Daniel Buyatti, casados con hijas de los Vicentin.

Desde allí comenzó una gran expansión del grupo, instalaron la planta de acopio, molienda y puerto en la ciudad de Ricardone, a pocos kilómetros de Rosario, mientras que en el norte provincial se ubicaba como la número uno en el procesamiento del algodón, siendo la principal fuente de trabajo para las ciudades de Avellaneda y Reconquista.

El cuarteto de la tercera generación señalado como responsable de la situación actual de Vicentin está conformado por Alberto Padoán, los hermanos Sergio y Gustavo Nardelli y Roberto Gazzi. 

El Directorio actual de Vicentin SAIC está conformado por Hernán Roberto y Cecilia Vicentin, Daniel Buyatti, Roberto Gazze, Sergio y Gustavo Nardelli, así como los hijos de Alberto Padoán, Cristian y Máximo.

La historia reciente que desembocó en el anuncio de intervención y proyecto de expropiación por parte del presidente Alberto Fernández comenzó en diciembre de 2019, cuando la sociedad Vicentin cedió a la firma Renaisco –controlada por Glencore Agriculture- el 16,67% de su tenencia accionaria en Renova SA (un tercio de su participación en esa empresa) con el objeto de saldar deudas comerciales. De esta manera, Glencore Agriculture pasó a ser el accionista mayoritario de Renova con el 66,67% de las acciones, detentando del control de la firma. Esta operación se dio a conocer a través de un comunicado oficial de Renova recién después que Vicentin entrara en cesación de pagos.

Dos días después de la transferencia de acciones, Vicentín anunció a sus acreedores que se encontraba en una situación de «estrés financiero» que no le permitiría hacer frente a sus obligaciones, incurriendo en cesación de pagos a partir de ese momento. 

Esta situación generó inquietud en agroexportadores, cooperativas, el fisco y a la banca pública, cuyo principal acreedor el Banco de la Nación (BNA), con quien tenía en ese momento un pasivo total de aproximadamente 18.500 millones de pesos. .