Cada quince días unos 12 quinteros de Florencio Varela, cosechan sus variedades hortícolas. Las familias aportan remolacha, acelga, apio, brócoli, verdeo, puerro, cale, rúcula, rabanitos, cherries. A la tardecita, cada cual llega con su acoplado a la Parcela de la Asociación de Productores Hortícolas 1610 donde clasifican y envasan los bolsones de entre 5 y 8 kilos, con 10 variedades de hortalizas agroecológicas. La combi del Mercado Territorial pasa a la madrugada. Y a partir de las 10 AM del día siguiente los consumidores pueden retirar la verdura cosechada el día anterior.
Todos se conocen: productores, transportistas, responsables del nodo, consumidores, investigadores y extensionistas del INTA, los estudiantes de diseño, la cooperativa textil. Es jueves y el viento frío desmiente la proximidad de la primavera. Hoy comienza la segunda prueba y las familias quinteras se preparan para enviar los bolsones sustentables promovidos por el IPAF Región Pampeana del INTA, diseñados por estudiantes de la Cátedra A Taller de Diseño Industrial de la Facultad de Bellas Artes de La Plata, fabricados por la Red Textil Cooperativa, aprobados por el SENASA, transportados
por el Mercado Territorial de la Universidad de Quilmes y comprados por los consumidores del Nodo Las Chavas de Lomas de Zamora.
BOLSONES Y NODOS. Son una de las variantes que se manejan en los diversos canales alternativos del cordón hortícola bonaerense. En estos espacios, el vínculo fluido entre productores y consumidores implica una plataforma público-privada de diseño, innovación y logística, que en el caso de los bolsones sustentables, ya lleva más de dos años de pruebas y aportes de todos los actores de la cadena.
“Necesitábamos un envase así, que llegue con nuestra verdura fresca, limpia y que preserve la calidad. Eso nos piden los consumidores de los nodos con los que trabajamos”, advierten Luis Pérez y Tomás Barca de la Asociación 1610. Con esa demanda, el IPAF Región Pampeana-INTA, inició un proceso participativo para definir qué envases resultaban más apropiados para circuitos cortos de comercialización de hortalizas. Los estudiantes de diseño industrial de la Universidad de La Plata presentaron 10 propuestas. Se eligieron las que reunían los mejores atributos y se determinó un prototipo para que se confeccionen los primeros 120 bolsones. Esa tarea recayó en la Red Textil Cooperativa. Clara Tapia es diseñadora industrial y es quien asesora a la Red en la confección de los envases: “el desafío fue adaptar el diseño de los estudiantes, a una tipología de bolso reconocible por los confeccionistas”.
El SENASA aportó los criterios de inocuidad: “nosotros incorporamos la mirada sanitaria y de inocuidad. Existen normativas para la cadena hortícola y es importante que sean tenidas en cuenta en el diseño de tecnologías apropiadas “, explica la Coordinadora de Agricultura Familiar del SENASA, Lucía González Espinoza. El Mercado Territorial de la Universidad de Quilmes, contribuyó con los parámetros logísticos para que los envases y las verduras lleguen en condiciones óptimas al consumidor: “El comportamiento de este envase es muy bueno”, reconoce Laura Niño. “Comprobamos que se conserva mejor la verdura durante el traslado, desde que sale de la quinta y hasta que llega al nodo de consumo. Facilita también el apilamiento y conteo al interior de las camionetas”. Asegura que los consumidores valoran el envase y están dispuestos a cambiar la bolsa plástica: “en la próxima asamblea analizaremos la viabilidad y metodología para implementar su uso en toda la Red del Mercado Territorial que cuenta con más de 2000 familias”.
DISEÑO ABIERTO. Este nuevo envase no posee derechos de propiedad, ya que es de código abierto. “Se rige con un sistema de información pública de modo que, si una persona u organización quiere confeccionarlo, puede hacerlo de manera gratuita”, destaca Laura Chierchie, becaria de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires con asiento en el IPAF, quien analiza en su tesis doctoral las modalidades tecnológicas
de diseño abierto del INTA.
“Este proyecto aborda el desarrollo de una tecnología, en un proceso que tradicionalmente se asocia a grandes máquinas y laboratorios. En este caso, el envase es la tecnología que mejor resuelve la problemática de traslado de hortalizas conservando su calidad. Hay un desarrollo morfológico, un estudio de materiales de acuerdo a la normativa vigente, pruebas de usabilidad junto a múltiples actores. Es un proceso científico y tecnológico con un impacto social económico y ambiental muy concreto”, explica la investigadora del INTA Edurne Battista.
El 80% de la verdura que se consume en el Area Metropolitana de Buenos Aires es producida por familias quinteras, en su mayoría migrantes, que no poseen la propiedad de la tierra, sufren inconvenientes relacionados con la precariedad del hábitat, el acceso a los servicios y el costo de los insumos. A estas problemáticas se le suman las desventajas de una cadena con alta intermediación. Los canales alternativos y los consumidores que demandan comercio justo, a buen precio y calidad, abren nuevas oportunidades para estas familias que abastecen con alimentos frescos a más de 11 millones de consumidores.
Por Cora Gornitzky para Super CAMPO.
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