El circuito de producción y comercialización de la carne bovina avanza en la formalidad. Para la industria, el blanqueo del eslabón minorista es el próximo paso necesario para transparentar la cadena. Super CAMPO dialogó en el marco de la rural de Palermo con Daniel Urcía, vicepresidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales de Argentina (FIFRA), para quien el poder de policía le compete al Estado, aunque los privados deben ayudar en este necesario proceso.
—¿Cuál es la foto de hoy?
—La faena viene bien con volumen interesante. Tanto exportación como consumo han crecido en lo que va del año. Se registraron dos kilos de aumento en el consumo interno y con las exportaciones volvimos al top ten mundial.
—¿Es posible que se termine el 2018 en el 7º lugar?
—El lugar es anecdótico, lo importante es que estamos en un volumen de exportación que ha sido el promedio histórico de Argentina, con potencialidad de seguir creciendo y un trabajo en el ordenamiento -a nivel interno-, importante que se ha avanzado mucho y que es necesario consolidar.
—¿Qué cosas se lograron?
—En primer lugar se ha reducido el funcionamiento de las seudocooperativas; el pago a cuenta de IVA ha mejorado la competitividad porque todos los operadores a nivel mayorista están haciendo el aporte tributario; el pago a cuenta previsional con el control de la cantidad de empleados ha traído aparejado el blanqueo del personal y una nivelación en los costos. Queda pendiente seguir trabajando el régimen de ART que todavía es muy oneroso para las empresas con alícuotas cercanas al 20%. También ayudó el avance que ha tenido la disminución de alícuota de Ingresos Brutos en la provincia de Buenos Aires.
—¿Qué queda por hacer?
—Sin dudas la etapa que queda por delante es el comercio
minorista. Hay un escenario donde el propio Estado reconoce que tiene registrado un 50% o menos del universo de comercios. Si el sector público lo reconoce, el sector privado sólo puede ofrecer la colaboración pero que nos trasladen la responsabilidad de blanquear ese sector nos parece demasiado. Necesitamos que ese sector se formalice y estamos dispuestos a colaborar, pero en algún momento el Estado debe asumir su rol y tendrá que salir con el garrote. Vamos a hacer todo los esfuerzos de sensibilización y concientización para que el carnicero ingrese al Registro de Carnicerías que se va a poner en vigencia en órbita del RUCA, o de la Dirección de Control Comercial Agropecuario dependiente de Agroindustria.
—¿Por qué no se blanquea el comercio minorista?
— Hay un sistema minorista en el cual están incluidas las carnicerías que producto de la alta presión fiscal directamente pasan a estar en una situación informal. Eso no tiene que ver con quedarse con la plata del impuesto.
—¿Entonces no es evadir porque sí?
—No. Evaden y trasladan a precio. El objetivo de ese carnicero es mantener el volumen de carne que vende por semana a costa de rentabilidad. La actividad es volumen dependiente en todas las escalas. En las carnicerías, también. Deja de pagar impuestos y lo traslada a precios. Pasa a estar en situación marginal. Ve que de esa manera sobrevive. A su vez, el carnicero que está en blanco ve como otro mejora precios cuando él no puede. Hace lo mismo y la situación se multiplica. Así, más del del 50% está en la informalidad.
El peso mínimo de faena sirve poco. Para Urcía, poco es lo que ha logrado en los últimos años establecer pesos mínimos de faena. Solamente ha ayudado a la producción y consumo de animales livianos. “Estoy de acuerdo que, si tiene que haber un peso mínimo de faena debería ser diferenciado. Con un kilaje para el macho de 300 kg para el macho y 260 para la hembra como estaba funcionaba perfecto. En gancho sería 165 kg res en gancho para el macho y 143 para la hembra. Esa medida no agrega kilos al rodeo. Agrega problemas al rodeo. Controlarlo me cuesta mucho dinero. Cuántos kilos me agrega el peso mínimo de faena?, menos del 2% de lo que producimos”, alegó el industrial. Para Urcía “lo que agrega kilos al rodeo es el novillo, pero el productor no hace novillos porque no hay rentabilidad. Me lo demuestra porque veo que los productores buscan hacer hacienda liviana”, dijo.
El panorama actual pareciera demostrar que sumar kilos no es el menor negocio para los productores, aunque la situación podría cambiar ante el cambio de escenario que dejó la última devaluación. “Tal vez ahora con el nuevo tipo de cambio y una recuperación de precios en pesos pueda ser el atractivo. Acá no es que el productor hace liviano porque hay un carnicero que le pide. Hace liviano porque es lo que le cierre económicamente. Y obviamente hay un circuito interno de carnicerías que prefiere liviano. Cuando tengo rentabilidad para hacer pesado, lo hago y al consumidor lo hago incursionar en ese segmento y los voy seduciendo con precio. Hoy no lo puedo hacer porque hay suficiente oferta de liviano».
Por María Lorena Rodríguez para Super CAMPO
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