Río Negro puede consolidarse como un gran productor de alimentos pero para eso será necesario desarrollar y capacitar a los productores para poder eficientizar sus campos. El potencial de la producción bajo riego es clave, ya que cuenta con los ríos Negro y Colorado, que brindan un potencial de irrigación de 400.000 hectáreas en el Alto Valle, Valle Medio y Valle Inferior. En la actualidad se encuentran empadronadas 180.000 has., de las cuales una parte están subutilizadas. El crecimiento agropecuario de la región se vincula con la puesta en producción de estas últimas y de la incorporación de nuevas hectáreas con regadío.
Bajo riego se puede producir forrajes (alfalfa, pasturas consociadas, maíz, etc.) con altos rindes y calidad para abastecer la producción ganadera regional. También permite el desarrollo de las diversas actividades hortícolas: cebolla, zapallo, papa, zanahoria, melón, sandía y hortalizas de hoja. Productos que se comercializan en el mercado interno o en el exterior: por ejemplo, la cebolla y zapallo.
Sello Patagonia, el cual sería un reconocimiento internacional que adquiere la Patagonia y posibilita contar con una distinción para la comercialización de lanas y carnes. En este último aspecto, es fundamental el reconocimiento de zona libre de fiebre aftosa sin vacunación, lo cual posibilita el acceso a los diversos mercados. En la actualidad la provincia cuenta con frigoríficos en condiciones de exportar.
En relación a la fruticultura, la provincia de Río Negro dispone de una especialización en producción y procesamiento de frutas de pepita, carozo y frutos finos que le permite acceder a los mercados más exigentes del mundo con productos de alta calidad (manzanas, peras, duraznos, ciruelas, uvas, cerezas, etcétera). Se necesitaría reducir costos internos de producción y de transacción para lograr competitividad sostenible en el mercado mundial.
También viene creciendo y fuertemente la vitivinicultura, debido a que se cuenta con características particulares de la zona, por clima y suelo, permiten obtener vinos y espumantes distintivos de la provincia. En los últimos años, se incrementó el número de bodegas y la producción de bebidas diferencialesnentre ellas sidra de pera y sidra elaborada con método champeniose, entre otras. Su posible diferenciación como producto exclusivo de la región podría posicionarlos en diversos mercados del mundo.
Otra actividad a desarrollar, y aún incipiente, es la forestación. A modo de ejemplo, la producción de pinos en la zona andina y de salicáceas en los valles es una alternativa productiva, no sólo como venta de madera sino también al otorgarle valor agregado mediante su transformación en muebles y viviendas. En la actualidad ya se cuenta con empresas que se han comenzado a dedicar a ello, pero el potencial para crecer en esta actividad es enorme.
Por supuesto que la pesca, es otra de las grandes actividades de la provincia. La cría de truchas en los ríos y lagos cordilleranos así como también la de moluscos y bivalvos en la zona atlántica, la pesca y recolección artesanal de peces, mariscos, langostinos y pulpitos que posibilita la generación de mano de obra, un interesante desarrollo económico regional y el abastecimiento a la gastronomía patagónica.
Por Daniel Lavayén, Vicepresidente de CRA para Super CAMPO.
Twitter
Facebook
G Plus