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12/12/2016

Agricultura por ambientes, clave para fortalecer la soja en el NEA

Con una superficie que alcanza un 10% del total nacional, esta región es la que mayor expansión registró en los últimos años. El INTA Las Breñas –Chaco– propone prácticas para maximizar los rindes.

En los últimos años, el NEA se convirtió en una región agrícola dinámica gracias a la posibilidad de incorporar nuevas tierras dedicadas a la agricultura. De hecho, en Chaco y con una superficie de 700 mil hectáreas, desde hace más de 15 años que la soja es el principal cultivo. El INTA Las Breñas –Chaco– propone prácticas de manejo para reducir la brecha que existe entre los rindes que se obtienen y los que se podrían alcanzar.

La caracterización de los ambientes sumada a esquemas de rotación y ajustes en las fechas de siembra resultan fundamentales para el manejo eficiente de los recursos. 

Gerardo Quintana, especialista en manejo de cultivos del INTA Las Breñas, destacó el potencial productivo de la región y puso el foco en las prácticas que se pueden implementar para maximizar los rendimientos: “Se deben priorizar aquellas que contribuyan con la acumulación de agua en el suelo, como la siembra directa y las rotaciones que incorporen maíz o sorgo, con la mirada puesta en el ambiente”.

Así, la caracterización del ambiente –que implica analizar el lote, tener en cuenta la fecha de siembra y el año en particular– es fundamental para maximizar la producción, porque de esto dependerán las prácticas de manejo aplicadas.

“En Chaco el rinde promedio de soja no alcanza los 2.000 kilos”, afirmó Quintana, quien aseguró que “teniendo en cuenta algunas prácticas de manejo se pueden superar los 4.000 kilos por hectáreas».

La disponibilidad hídrica es una de las mayores limitantes que tiene la región, por esto se enfocan en la difusión de prácticas que almacenen la mayor cantidad de agua posible en el perfil para los cultivos. “La variabilidad climática hace que el estrés por sequía se dé en cualquier momento del año”, expresó Quintana, y recomendó: “Otra práctica importante es diversificar la fecha de siembra y ajustar la elección de la variedad”.

Diversificar el riesgo

La región comprendida por la provincia del Chaco, este de Santiago del Estero y norte de Santa Fe es una zona en la que se siembra principalmente durante la última semana de diciembre. Sin embargo, Quintana propone ampliar la ventana: “Extender las fechas desde las primeras semanas de diciembre hasta los primeros 10 días de enero, combinando variedades de diferentes ciclos, nos da la posibilidad de escapar a los estrés provocados por altas temperaturas y falta de agua”.

La Red de Evaluación de Cultivares del NEA –llevada adelante por Aapresid junto con el INTA– analiza y caracteriza el comportamiento de las variedades recomendadas para la región. Además, identifica aquellas que se adaptan mejor a las condiciones –climáticas y de suelo– de la zona y brindan información para que un productor o un asesor técnico elijan el cultivar adecuado.

“Una vez definida la fecha de siembra, la elección del cultivar a implantar en un determinado lote repercutirá fuertemente en los rendimientos alcanzados”, explicó el especialista del INTA, y aclaró: “La interacción entre el potencial productivo, su capacidad de mantener el rendimiento o aumentarlo frente las condiciones ambientales, determina en la mayoría de los casos la expresión del rendimiento”.

El incremento de variedades disponible en el mercado adaptadas al NEA, sumada a la necesidad de conocer el potencial productivo, la estabilidad y adaptabilidad, convierte a la Red en una herramienta de soporte clave que ayuda a productores y técnicos.

“Hoy tenemos identificadas ocho variedades que poseen capacidad de mantener rendimientos por encima de la media en ambientes de baja productividad”, señaló Quintana. Agregó que “esto significa que su rendimiento disminuye menos que otras variedades a pesar de la baja fertilidad físico-química de los suelos o la disponibilidad hídrica”.

Asimismo, Quintana se refirió a la importancia que tiene el control de las malezas en los sistemas. “En la actualidad, son una gran limitante productiva, por lo que cualquier práctica que contribuya a un manejo eficiente de los recursos va a repercutir positivamente en el rendimiento de soja”, indicó.

FUENTE: INTA Informa

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