El “Día Nacional del Mate” fue establecido por el Congreso de la Nación por ley, sancionada el 17 de diciembre de 2014 y promulgada el 20 de enero de 2015.
Para los argentinos, el mate es mucho más que una infusión: es gesto de amistad, sinónimo de encuentro y compañía en la soledad.
La historia
El hábito de «matear» es previo a la colonización. Los reportes de aquella época dan cuenta de que fueron los guaraníes quienes introdujeron en esta práctica al europeo. En aquel entonces, la hoja de yerba mate tenía un gran valor: era objeto de culto y ritual, y moneda de cambio en trueque con otros pueblos prehispánicos como los incas o charrúas. Incluso los araucanos, que habitaban el sur del país, la conocían, ya que llegaba a ellos a través de los pampas.
Los guaraníes utilizaban la hoja de yerba mate como bebida, mientras que el árbol era la planta por excelencia, considerada un regalo de los dioses. Para ellos, tomar la salvia de sus hojas era como «beber la selva misma».
Sus propiedades nutricionales
El mate tiene comprobadas propiedades antioxidantes y energizantes. Desde el Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM) aseguran que «su consumo, bajo la forma de mate tradicional, aporta al organismo gran cantidad polifenoles, vitaminas del complejo B, potasio, magnesio y xantinas. Los polifenoles actúan como un poderoso antioxidante, que ayuda aumentar las defensas y a disminuir el envejecimiento celular».
Asimismo, subrayan que «las vitaminas del complejo B ayudan al cuerpo a aprovechar mejor la energía de los alimentos ingeridos. El potasio y el magnesio son sustancias indispensables para el correcto funcionamiento del corazón y las xantinas (cafeína, teobromina) son compuestos que estimulan el sistema nervioso central; es decir, apuntalan al esfuerzo físico e intelectual».
Los argentinos y el mate
Según datos del INYM, en la Argentina «se consumen alrededor de 256 millones de kilos de yerba mate, lo que implica un consumo anual per cápita de unos 6,4 kilos. La yerba mate está presente en más del 90% de los hogares».
En tanto, un relevamiento de la consultora Kantar Worldpanel arrojó que las familias adquieren un paquete de este producto cada 23 días, 16 veces al año. Esta cifra cambia en los estratos sociales más bajos (compra cada 20 días) y en los más altos (cada 26 días).
En relación a las regiones en las que más se consume yerba mate, resaltan el Litoral y la región central. En la primera, su participación en la dieta alcanza al 99% de las familias, y la habitualidad de compra es tres veces mayor a la del resto del país. Por su parte, la segunda se destaca por ser en la que se adquiere mayor cantidad por compra: un poco más de un kilo.
Asimismo, se estableció que un 74% de los argentinos opta por un acompañamiento a la hora del mate, mientras que un 17% lo bebe solo. El 18% de los consumidores acompaña el ritual del mate con galletitas dulces; las opciones de bizcochitos, galletitas saladas y tostadas se quedaron cada una con un 15% de las preferencias.
Finalmente, el 7% indicó tomar mate con facturas y el 4% con galletas de arroz; mientras que 9% de los encuestados admitió no tomar mate.
EL MATE ARGENTINO
Soneto de arte menor
30 de noviembre
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Pongo el agua calientita
que no queme mi barbilla
limpia gusto la bombilla
yerba de calabacita
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Si tibia, no sabrosita
gusta en ancha paletilla
articulado se astilla,
agua mineral evita.
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Para dulce o el amargo
dar, tiempo estacionamiento
al tereré, palo largo.
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A 9 meses el sentimiento
suave el sabor dulce encargo
de tilo o limón su acento
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Rafael Mérida Cruz-Lascano
“Hombre de Maíz, 2009”
Guatemala, C. A.
Tomo mate dos veces al día. Me pregunto ¿Por que ya ni esa «bebida» se salva de tener que pagarla con una diferencia de $6 entre Disco y Día?
Vivo solo, y tomo solo, aún en el trabajo donde mis «compas» son medios asquerositos. Aguante el «mateo yerbal», «matienzo» o «whisky verde», como se lo llama a veces.