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16/05/2016

Trigo: fertilización y calidad, las claves de la campaña

Cuatro empresarios agrícolas de zonas trigueras analizaron el planteo que llevan adelante en sus explotaciones y cómo será la temporada 2016/17.

El sudeste y sudoeste bonaerense son dos zonas en las que el trigo se siente cómodo y explora mejores umbrales de rinde y de performance general. En años de buenos precios, los agricultores lo suman a sus planteos porque es casi un número puesto. Sin embargo, las trabas en la comercialización de los últimos años lo complicaron al punto de desplazarlo de las rotaciones, como le pasó a David Cameron, un productor de Necochea, para quien el trigo pasó de ser el 100% de su siembra fina a convertirse en la última campaña en apenas el 10% y cediendo el protagonismo a la cebada.

Pero el mercado siempre da revancha. Y este año el cambio en las reglas generales anticipa un área mayor, especialmente en el sudeste donde los productores pueden pensar en cultivos más productivos, con mejores niveles de proteína y calidad final.

Miguel Cané desarrolla su actividad en campos alquilados en la zona de Madariaga y Maipú. “El trigo es muy importante como cultivo de invierno en nuestra rotación, donde compite con la colza cuando los precios de esta última lo duplican”, dijo. Respecto de la tecnología, aseguró que se inclinan por germoplasma francés de Grupo III y II. Como cambios para esta temporada, definió la fertilización con 120 kilos de fósforo y el tratamiento de todas las semillas a implantar con mezclas de fungicidas e insecticidas. “Veníamos aplicando curasemillas en una parte, pero lo ampliamos y a partir de esta campaña añadiremos 10 a 15 kilos por hectárea con azufre, que nunca aplicamos”, indicó.

Respecto del nitrógeno, explicó que no lo aplican a la siembra para evitar pérdidas de lavado. “Estamos en una zona con alta exposición a las pérdidas por agua, por eso en dos hojas aplicamos 130 kilos, y proyectamos sumar 50 kilos más en macollaje y 40 en hoja bandera”.

Cané recalcó que apostando a las mejores relaciones insumo/producto, con el nitrógeno apuntarán a hacer trigos de calidad. “Nuestro modelo pasará de 180 a 220 kilos por hectárea para proyectar rindes por encima de los 55 quintales por hectárea, con niveles de proteína de entre 10 y 11%”. A nivel comercial, indicó que al apuntar a la calidad también piensan en los mercados externos. “Queremos vender a los exportadores porque la demanda de los molinos es más errática, inestable y caprichosa”, se justificó.

Por su parte, el ingeniero agrónomo Hernán Moreno, quien administra una empresa familiar de 2.000 hectáreas en Tandil/ Azul, sostuvo: “Se trata de un campo típico de la zona, con ambientes marcados de bajos profundos, lomas y medias lomas, por eso iniciamos hace unos años un proceso con el uso de mapas de rendimientos y altimetría, sacando los alambrados y distribuyendo los lotes según sus características, de ahí que los lotes no sean cuadrados sino totalmente irregulares, pero que respetan sus características similares”.

En el campo usan un tipo de manejo especial. “Para nosotros el doble cultivo tiene sustentabilidad ambiental y social. En cultivos de invierno hacemos trigo y cebada, y en menor lugar la arveja”, dijo. En la gruesa, hacen soja y maíz de segunda. “Esto no es sólo más producción, sino mayor empleo, más demanda de equipos y sustentabilidad”, indicó, al tiempo que añadió: “Adelantar la fecha de siembra es la medida de manejo que más nos sirve para asegurar resultados”.

En cuanto al manejo, también Moreno este año pondrá sus fichas en la fertilización. “Este año tenemos un 16% más de poder de compra de fósforo respecto del cereal que hace 5 años, y un 25% más de poder de compra del nitrógeno. No son números sorprendentes, pero nos permiten ser más optimistas”, opinó. También reconoció que apostarán a producir trigos de calidad para sumar más ingresos.

Sean Cameron produce en 3500 hectáreas de campo propio y alquilado en Pieres, una localidad a 30 km de Necochea. La proximidad al puerto le ha hecho tomar decisiones como dedicarle más área a los cereales, contar con planta de acopio propia y hacer una lectura de su emprendimiento como sistema. “Tenemos una planta de 12 mil toneladas instalada en el campo y provista de secadora”, comentó.

En cuanto a los granos finos, la zona se presta para cebada y trigo por igual, pero Cameron hace sus números antes de definirse. “Hace unos 10 años nuestro cultivo de fina era 100% el trigo, pero el año pasado fue 90% de cebada y 10 de trigo”, dijo. Este año piensa ampliar el área triguera pero está lejos de resignar el negocio que logró con la cebada. “Con estos precios del trigo, el margen de la cebada es mucho mejor”, analizó.

El campo de Cameron es 100% agrícola. “La mitad del planteo está constituido por cultivos de gruesa y de ellos el maíz es el más importante. También sumamos el girasol y muy poco la soja de primera”, explicó. El productor identifica como el reto de este año mantener alto los niveles de fósforo y de materia orgánica.

En temas de gestión, Cameron está convencido de que una empresa que puede dispersar los riesgos es más rentable. “Al hacer 4 o 5 cultivos, la ventana crítica está dispersa en muchos lugares y tiempos del campo”, aseguró.

Por su parte, Miguel Ducós, de Coronel Pringles, comparte con Cameron la estrategia de diversificar actividades para reducir riesgos. Produce en elsSudoeste y suma actividades. “El trigo nos sirve en tanto logramos otro aporte al margen bruto que construimos con un 40% de ingreso ganadero, un 30% por cultivos de fina y 30% por cultivos de gruesa”, explicó.

El promedio anual de lluvias es de 750 mm, y para Ducós, con más agua a la siembra los cultivos mejoran sustancialmente. “La buena noticia de este año es que los perfiles en nuestra zona están bien húmedos, lo que nos ofrece la posibilidad de tener mejores trigos”, dijo.

Apoyados en esa premisa para el ciclo 2016/17, el 60% de la siembra será de cultivos de fina, y de este porcentaje el 60%  será de trigo y el 40% de cebada. En cuanto a la tecnología en semillas, indicó que se inclinan por el Grupo I. “Los números para fertilizar están mejores pero no cambiaremos sustancialmente lo que hacemos porque ya veníamos con buenos balances”, aseguró.

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