La intención de siembra de trigo mantiene en vilo al sector agrícola, que se ve desalentado por la baja rentabilidad que ofrece un cereal que apenas supera los u$s140 en el mercado internacional y por el escaso estímulo que ofrece la política oficial para exportarlo.
«El ciclo 2014/15 ha sido un pésimo año para el trigo. Hubo un gran desaliento con precios pulverizados y dificultades para vender al exterior, un panorama que no resulta alentador para encarar la próxima siembra, que ofrecería bajas condiciones de rentabilidad», reconoció en diálogo con DyN Raúl Dente, de la Federación de Centro y Entidades Gremiales de Acopiadores de Cereales.
Según Dente, «las decisiones para sembrar trigo (a partir de mediados de mayo) van a ser muy específicas y particulares; dependerá el lugar, la calidad y la cercanía que ofrece a los molinos: aquí los números (para invertir) son muy justos y tirantes».
Para el referente de la Federación de Acopiadores, el sector tiene en cuenta los informes privados que prevén una disminución del área de siembra hasta un nivel de 4,1 millones de hectáreas, cuando hace más de una década se lograban cosechar cerca de 7 millones de hectáreas.
«Si se llegaran a advertir cambios (de política de cara al año electoral) y viendo los números de la campaña que viene, donde se deberán también negociar los alquileres de campos, el área podría ser igual o un poco por arriba» de lo esperado.
También Néstor Roulet, ruralista vinculado al PRO, expresó sus temores respecto a la próxima campaña triguera: «Con el precio de u$s149 por tonelada del trigo para diciembre de 2015, el rinde de indiferencia en campo propio es de 46 quintales por hectárea».
A través de las redes sociales, Roulet indicó además que «si se eliminaran las retenciones de trigo, el rinde de indiferencia del cultivo en campo propio pasaría de 46 a 35 quintales».
Durante la última cosecha se logró una producción de 12 millones de toneladas, a los cuales se le debió sumar otros 2 millones de trigo viejo del ciclo de 2013/14, que sirvieron para atender un consumo interno de casi 7 millones y autorizaciones de exportación, que hasta el momento, totalizaron unos 3,2 millones.
Actualmente, en el segmento privado admiten que el sector exportador contaría en su poder con unos 7 millones, de los cuales ya concretó ventas al exterior, y también se necesitarán unos 4 millones hasta fin de año para atender la demanda de los molinos.
Los privados también reconocen que en el último año el precio del cereal exhibió una contracción del 50%, motivo por el cual el sector triguero reclama, sin éxito en los últimos años, medidas que permitan atenuar la baja rentabilidad que ofrece el cultivo y las pocas posibilidades de exportación.
El trigo fue el grano que más sufrió una contracción en la superficie cultivable producto de la política impuesta por el kircherismo, con el objeto de desestimar la venta externa para cuidar el mercado interno y la llamada «mesa de los argentinos», impulsada por el ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y continuada por su sucesor, Augusto Costa.
FUENTE: DyN
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