Con el precio de la cosecha en caída, la aplicación de tecnología se convierte en una fórmula inteligente para sostener los márgenes de rentabilidad en un negocio en baja. La “coinoculación” se presenta como una alternativa que permite maximizar la nodulación e incrementar un 10% los rendimientos, lo que se traduce en una mayor ganancia por hectárea. A pesar del fin del viento de cola, los expertos advierten que habrá que seguir invirtiendo para ganar.
Como si el precio bajo de la soja fuera poco, el productor se encuentra obligado a realizar una mayor inversión para obtener un margen que le justifique la cosecha. Y es que como en todo, sin apuestas no hay premio. La caída de la rentabilidad de la producción provocada por un precio de mercado notablemente inferior, una economía adversa, han dejado al productor con una ganancia mínima y para seguir sumando –o restando- la perspectiva futura tampoco es alentadora.
La clave para que el campo salga adelante es producir más. A mayor producción, mayor probabilidad de que esa ganancia sea significativa. Aquí es donde la tecnología juega su papel fundamental y va a pesar en quien la utilice.
Invertir en tecnología ha sido la tendencia de los últimos años, sin embargo en este momento lo que se pone en duda no es invertir sino la rentabilidad del sector. A pesar de la situación, no por tendencia sino por necesidad estos tiempos exigen volver a apostar. El productor necesita elevar su producción, entonces comenzó la ardua búsqueda de tratamientos que permitan que el suelo rinda más para que el campo dé sus frutos.
Frente a esta demanda, no son muchas las empresas que desarrollan un abanico de productos confiables que potencien la cosecha y sus resultados. En este punto, la “coinoculación” se presenta como una alternativa para paliar la situación superando la rentabilidad esperada, ya que logra incrementar el rendimiento de la soja aproximadamente un 10% sobre la semilla sin tratamiento.
Desde la industria, la coinoculación de leguminosas ha mostrado favorecer la expresión y síntesis de factores NOD y por lo tanto la nodulación y rendimiento de los cultivos. La respuesta es consistente, por eso cuando el productor cambia su perspectiva y empieza a usar más tecnología en sus cultivos, elige tratamientos como el coinoculado que potencian beneficios. Frente a la necesidad, el productor debe asumir mayores costos para ganar en rentabilidad.
La coinoculación es la combinación de diferentes microorganismos que, en las dosis adecuadas, logra sumar los mecanismos de acción de cada uno de ellos. Si bien el costo del tratamiento es algo superior a la inoculación tradicional, el significativo rendimiento obtenido mediante esta tecnología y el retorno a la inversión como grano cosechado convierten a esta práctica en una herramienta eficaz para el productor.
Para que el resultado de la inversión sea positivo, es primordial contar con un proveedor que ofrezca un producto de calidad a un precio razonable, porque esta variable, aunque parezca básica, tendrá un peso notable en la ecuación final.
29 de octubre de 2014
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