Mark Lynas es un británico que, hace quince años, formaba parte de un movimiento ambientalista que destruía campos de transgénicos. Hoy ha cambiado de opinión, y visitó la Argentina para transmitir su experiencia. «Me enamoré de la ciencia», comenzó el escritor, autor de Seis grados. Nuestro futuro en un planeta más cálido, que en 2008 recibió el premio de la sociedad científica Royal Society al mejor libro de divulgación científica.
En una conferencia organizada por Maizar y la Facultad de Agronomía de la UBA, Lynas contó que solía salir a destruir campos cultivados con transgénicos «porque creía que eran peligrosos para el ambiente». «Si creo en los argumentos científicos sobre cambio climático, ¿por qué no hacerlo con los que se refieren a la biotecnología? (…) Pedí disculpas en 2013 en una reunión en Oxford de productores agrícolas, entre los que estaban algunos a los que les había destruido sus cultivos. El movimiento antitransgénicos lleva a la muerte de los pobres por hambre y por eso me disculpé«, afirmó.
Según explicó, la agricultura tradicional «puede alimentar al mundo, pero con gran daño para el ambiente ya que requiere mucha agua, muchos fertilizantes y pesticidas». «Con los transgénicos se reduce el uso del agua y las plantas se autoprotegen sin pesticidas”, señaló.
Respecto a los argumentos que atacan a los transgénicos bajo acusaciones de daños a la salud, como el cáncer, opinó que requieren una comprobación científica de igual envergadura. «Es difícil imaginarse que en la introducción de una variación genética se esté introduciendo un riesgo, y aunque hubiera un problema con la soja Roundup Ready (RR), eso no significa que haya también un problema en el maíz RR o en cualquier otro transgénico. Por ejemplo, en el caso de los glaciares y el cambio climático, que haya un glaciar en los Andes que crece enormemente no significa que el cambio no existe cuando los demás decrecen», opinó.
«Es importante entender que se trata de cientos de cultivos diferentes que tienen distintos efectos. Si a algunas personas no les gustan los cultivos tolerantes a herbicidas, no quiere decir que tengan que oponerse al arroz dorado, por ejemplo, que tiene el gen de la vitamina A con el que se resuelve un problema nutricional muy crítico en África», finalizó el activista.
FUENTE: Perfil.com-Ciencia
10 de julio de 2014
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