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Agricultura

21/02/2014

Granos: cómo lograr buena conservación

El INTA difundió una serie de consejos para proteger los granos y reducir pérdidas.
Silobolsa

Las recomendaciones del INTA, en plena cosecha fina, son de vital importancia cuando se trata de reducir pérdidas y conservar correctamente los granos. En ese sentido, Ricardo Bartosik, coordinador nacional de Eficiencia de Poscosecha del organismo, indicó que la clave está en controlar «temperatura y humedad» de los granos, debido a que  «todos los procesos biológicos regulan su velocidad en línea con estos factores».

«La calidad de los granos constituye la base alimentaria de la población. Asegurarla será responsabilidad del productor y del resto de la cadena de poscosecha», agregó el técnico de Balcarce, al tiempo que indicó que «la humedad es un factor limitante tanto para asegurar la calidad como para determinar el tiempo de almacenamiento». En ese sentido, enfatizó que es central conocer el porcentaje de humedad que contiene cada grano, teniendo en cuenta que los parámetros óptimos se ubican en 14% para el trigo, 12% para la cebada cervecera y 8% para la colza.

En tanto, si lo que se almacena es grano húmedo para un posterior secado, es fundamental contar con un sistema de aireación reforzada que permita controlar la temperatura de la masa. Bartosik alertó sobre el riesgo de las altas temperaturas y el elevado tiempo de permanencia en la secadora. Según indicó, estas situaciones pueden dañar la calidad panadera del trigo y la viabilidad de la cebada.

Respecto a la temperatura al interior del granel, el técnico sugirió mantenerla «lo más baja posible» para retrasar el deterioro que pueden causar los hongos, carcomas, gorgojos y demás insectos plaga. Para él «lo ideal sería 18°C o lo más bajo que la condición climática del lugar permita». En esa dirección, recomienda los mecanismos de aireación o refrigeración artificial, especialmente por las noches. Una vez que se logre el enfriado, será necesario sellar la boca de los ventiladores para evitar la circulación de aire por convección y/o la entrada de insectos. «La baja conductividad térmica del grano permitirá mantener la masa de grano fría durante un tiempo prolongado aún cuando la temperatura ambiental exterior aumente», indicó Bartosik.

En cuanto a si es mejor almacenar en silo-bolsa o en silo-metal, el técnico subrayó que «en ambos métodos los recaudos a tomar serán mayores si se busca un guardado seguro».

Un estudio del INTA afirma que entre el 5 y el 8% de las bolsas sufre algún problema durante el almacenamiento que compromete la calidad del grano y genera pérdidas económicas. En esa dirección, Bartosik opinó que lo que falta es la planificación previa al embolsado, y aconsejó armar las bolsas en terrenos altos, sin irregularidades ni rastrojos y con el pasto corto; protegerlas de los animales y respetar el estiramiento recomendado por los fabricantes para evitar roturas.

También en el caso del silo-bolsa es necesario respetar las temperaturas y humedades máximas de embolsado, para lo cual es fundamental mantener la hermeticidad. Así se evita el intercambio de aire y se controla la actividad de insectos y hongos. «Si el grano se almacenó libre de infestaciones, podrá conservarse de igual modo durante el tiempo deseado», señaló, al tiempo que agregó: «El termosellado de la bolsa es el método más efectivo para garantizar una adecuada hermeticidad».

Otro aspecto fundamental del embolsado es la experiencia del personal y la maquinaria con buen sistema de frenado y neumáticos que no permita el patinaje de la embolsadora.

En el caso de los silos de metal, es importante verificar que no tengan goteras, filtraciones o suciedades. En tanto, una vez guardado el grano será necesario airear o refrigerarlos para optimizar su calidad y evitar pérdidas. «El grano húmedo debe airearse casi de manera permanente; su manejo con esta tecnología requiere grandes caudales de aire: aireación reforzada de 0,5 metros cúbicos por minuto y por tonelada», aclaró el técnico.

Una vez llenado el silo, el paso siguiente es el «descorazonado», que consiste en extraer el grano hasta nivelar el pico formado en el llenado (que corresponde aproximadamente al 3% de la masa de granos). El material extraído pasará por un proceso de limpieza antes de volver al silo. «Esto –explicó el especialista– mejora sensiblemente la eficiencia energética del proceso de aireación y reduce el riesgo de ataques de insectos y hongos, con el consecuente menor riesgo de desarrollo de micotoxinas. En líneas generales, mejora la preservación de la calidad del grano almacenado«.

FUENTE: http://intainforma.inta.gov.ar/?p=20217

21 de febrero de 2014

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