En el momento del parto, el feto atraviesa importantes cambios fisiológicos luego de una vida intrauterina relativamente pasiva.
Protegido por los líquidos fetales contenidos en las membranas alantoidea y amniótica, con una temperatura controlada y en un medio libre de gérmenes, se ve forzado a pasar a través de un angosto canal de parto para salir a un ambiente hostil donde debe iniciar su respiración pulmonar y exponerse al ambiente critico y contaminado.
Con el objeto de asegurar su oxigenación continua, repentinamente debe comenzar a respirar. Se producen profundas modificaciones circulatorias y digestivas y el neonato debe afrontar una innumerable cantidad de desafíos. Quien lo tiene que asistir debe reducir al mínimo las influencias adversas que amenazan al ternero e incrementar sus defensas.
Al momento del nacimiento la vaca lame al ternero quitándole las envolturas fetales secándolo con su lengua, que además estimula el centro respiratorio para que se oxigene mejor.
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