CON LA CONFIANZA de que es inminente un cambio en las condiciones de comercialización, Syngenta reunió en Mar del Plata a productores, técnicos y referentes de la industria en su Simposio de Cereales 2012. Florian Wagner, de Cereales para Latinoamérica Sur, destacó que el cambio más importante en la compañía es la integración de las tecnologías a nivel mundial. “En el futuro el mundo va a necesitar más trigo y cebada, lo que me da la confianza de que Argentina tiene una gran oportunidad de posicionarse en el mercado”, afirmó el directivo.

El consultor CREA Mar y Sierras, Jorge González Montaner, reflexionó sobre el futuro del trigo: “La baja en la producción que estoy estimando es muy superior a la que se difunde en los diarios”, advirtió. Por eso insistió en que el dilema de la agricultura es incluir cultivos que contribuyan con la diversificación incluyendo rotaciones bien diferenciadas. Consideró que “el 60% de la superficie agrícola argentina se alquila y en general la salida de emergencia dada la coyuntura comercial conduce a una mayor siembra de soja”. Y señaló que “hoy el rinde de la soja de segunda es lo que define el negocio, por eso hay que pensar bien qué cultivo hacer antes y cómo”. El problema es que en el largo plazo la simplificación de los sistemas a un monocultivo, genera una reducción del carbono del suelo, una progresiva erosión, aparición de malezas e insectos y un consecuente mayor uso de agroquímicos. Ante este círculo sin salida aparente, al menos mientras la situación comercial del cereal no mejore, González Montaner recomendó “construir más rendimiento y más calidad con prácticas de manejo que permitan explotar la interacción de los nutrientes”. Para ello, las aplicaciones aéreas de nitrógeno, incluso tardías, con un bajo costo relativo mejoran la capacidad de absorción de nitrógeno del cultivo. El azufre tampoco debe faltar en el sistema, porque “puede decidir toda la respuesta del cultivo a la nutrición y es determinante en el rendimiento”, precisó.

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