Cada vez son más los consumidores y productores aficionados que se animan a obtener sus propias frutas, hortalizas y aromáticas en casa. En este contexto, prescindir de insumos químicos y entender los procesos naturales resulta fundamental para producir en línea con el ambiente. Pero, ¿cómo combatir los depredadores naturales de las plantas sin los insecticidas convencionales? ¿Cómo ser leales a los principios agroecológicos sin caer en la tentación?
Para Mariel Mitidieri –especialista en horticultura periurbana y responsable de la Clínica de plantas del INTA San Pedro–, producir alimentos en casa sin agroquímicos tiene numerosas ventajas y algunos riesgos como el padecer ciertas plagas. “De tolerar el margen de pérdidas que esto implica, pueden acceder a una alimentación realmente saludable con numerosos beneficios”, indicó.
“Es importante entender que las plantas conectan con la vida y están en contacto con insectos y microorganismos patógenos. Esto es totalmente normal y natural”, explicó, al tiempo que se refirió a las alternativas de control natural como la inoculación semanal con bacterias benéficas o preparados naturales.
La pregunta surge también de manera natural y nos obliga a consultar: ¿Son tan efectivos como se cree? ¿Tienen los mismos resultados que los productos de síntesis química? Mónica Filippi –especialista en producción de cultivos intensivos del INTA Chivilcoy Buenos Aires– no sólo confirmó su eficacia, sino que reconoció que está comprobada científicamente: “Para el caso del efecto del extracto de ortiga sobre lechugas cultivadas en invernáculo, tenemos ensayos que demuestran sus virtudes”.
En este punto, detalló que una reciente investigación, realizada en las lechugas variedad tipo mantecosa del invernáculo del INTA Junín, demostró que un aumento en el peso de las plantas regadas con extracto de ortiga puro, al tiempo que produjeron un efecto preventivo de daño.
Para este estudio, se utilizó un kilo de material verde de ortiga al que, durante cuatro días, se lo estabilizó en 10 litros de agua destilada para, luego, filtrarlo e implementarlo en dos formados: puro y diluido al 10%. Otra investigación demuestra la eficacia del macerado de caracoles para el control de la misma plaga. Se recolectan entre 60 y 100 caracoles durante la estación de crecimiento, se los coloca en un balde para, luego, triturarlos completos con un pilón u objeto pesado. A esa pasta se le agrega agua en la proporción de 1 de pasta a 3 de agua y se mezcla.
Al macerado se lo deja fermentar destapado y a la sombra durante siete días hasta el momento en el que se percibe un fuerte olor nauseabundo. En ese momento, se aplica sobre las áreas sombrías de la huerta y el líquido sobrenadante –previo filtrado– se pulveriza sobre las plantas atacadas por caracoles.
Por su parte, Mitidieri se mostró más cautelosa y sentenció: “Si bien tienen resultados reales, no son tan efectivos como los plaguicidas de síntesis química”, al tiempo que subrayó la importancia considerar que “los plaguicidas sólo deberían ser utilizados por los productores que tiene la posibilidad de respetar la normativa vigente y las buenas prácticas agrícolas”. En este sentido, Filippi subrayó que “el uso de extractos en agroecología es una herramienta más de uso preventivo que contempla el criterio de promover mecanismos de defensas en las plantas” y agregó: “Su uso está muy alejado del criterio implementado por la tecnología de insumos en donde hay un químico para combatir cada agente biológico que se va de control”.
“Los extractos, en cambio –detalló– actúan mucho más como repelentes que como biocidas y forman parte de un complejo de manejo integrado donde la nutrición de la planta es lo más importante”. En este sentido, Mitidieri reconoció que “existe una demanda continua y creciente por conocer formas no contaminantes de proteger los cultivos de la huerta”.
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