El Congreso de Aapresid fue el marco para la búsqueda de los primeros productores en probar en sus lotes las nuevas variedades de semilla de soja resistentes a sequía a nivel mundial desarrolladas por Bioceres. Según Federico Trucco, CEO del Grupo Bioceres “es una tecnología donde la Argentina es protagonista. Vamos a seleccionar un grupo de productores a los que les daremos semillas para que puedan validar esta tecnología. Lo vamos a hacer en una escala limitada el año próximo y esto puede estar limitado a una aprobación en China para este evento, pero es una escala menor y pensamos que no habría problemas. En la campaña siguiente podrían lanzar estas semillas personalizadas con tolerancia a la sequía, tolerancia a salinidad, selectividad a algunos herbicidas, productos microbiológicos de acuerdo con la situación productiva de cada agricultor. La semilla es tratada con distintas soluciones microbiológicas, terápicos de alta performance, insecticidas y fungicidas para tener un producto único en el espacio de semillas”.
En cuanto al criterio de selección, Trucco sostuvo que “Vamos a priorizar a productores de zonas donde tenemos genética adaptada, hoy las variedades que disponemos son acotadas a zonas marginales, donde la sequía tiende a tener mayor impacto. Dentro de los interesados que se presentan, prioirzaremos a los que hacen agricultura certificada y que adhieran a Buenas Prácticas Agrícolas como una forma de protección del paquete tecnológico que vamos a poner en sus manos”.
El lanzamiento de estas variedades al mercado quizás se haga sin haber una Ley de Semillas aprobada y reglamentada: “Nos gustaría que haya un marco regulatorio, el lanzamiento no está condicionado por eso y no vamos a usar este tema para modificar esa realidad -opinó Trucco-. Obviamente que hay aspectos de la tecnología cubiertos por la ley de patentes, donde pensamos que tenemos una protección saludable y obviamente utilizaremos más el marco regulatorio de las patentes que el de las semillas si ésta no cambia. Nuestra expectativa es que Argentina tenga una ley de semillas moderna, que respete la propiedad intelectual, que permita tener una industria potente a nivel semillas como el que tiene su sector agropecuario y esto debería redundar en beneficios para los productores y la economía en general. Lo que no se puede hacer es no reconocer la propiedad intelectual”.
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