Si bien aún los daños no son importantes, los especialistas aseguraron ayer que si esta situación de falta de agua continúa, los rindes del trigo empezarán a verse afectados.

David Hughes, administrador de 7 mil hectáreas agrícolas en la provincia de Buenos Aires –que concentran cerca de la mitad del trigo de la Argentina-, declaró: «Si no recibimos lluvias en las próximas dos o tres semanas, vamos a empezar a preocuparnos por los rendimientos».

En tanto, señaló que las heladas que cayeron en la zona en los meses de julio y agosto no amenazan, hasta el momento, los cultivos. Esto se debe a que se encuentran en una etapa temprana de su crecimiento, por lo que las bajas temperaturas no los afectan. No obstante, la escasez de humedad comenzó a preocupar.

La principal región productora del país no registró lluvias el pasado fin de semana, lo que complica aún más la situación. Sin embargo, los expertos meteorólogos confían en que se producirán precipitaciones sustanciales en el mes de septiembre.

«La región debería recibir entre 50 y 60 milímetros de lluvia este mes, lo cual sería suficiente para empujar a las plantas de trigo a su segunda etapa de desarrollo y así asegurar los rendimientos. Pero no vamos a saberlo con seguridad hasta fin de mes», sostuvo Anthony Deane, titular de la consultora de clima Weather-Wise Argentina.

De acuerdo al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, la producción triguera del ciclo 2013/14 alcanzaría los 12 millones de toneladas, superando los 10 millones de la temporada previa.