A diferencia de las hortalizas, estas hierbas se desarrollan en suelos pobres en nutrientes y con poca agua, se adaptan a los lugares muy soleados y hasta crecen en pequeñas macetas. Fáciles de multiplicar, técnicos del INTA explican cinco opciones para llevar adelante su siembra.
“Según el tipo de planta que se disponga, será la opción que se elija para llevar a cabo el cultivo”, afirmó Filippi, y destacó la importancia de contar con un sustrato aireado como requisito para lograr un trasplante exitoso.
Semillas. Una manera de hacer la multiplicación es preparar los almácigos en primavera a partir de semillas. “Sólo los oréganos europeos pueden generarse de esta forma y, en el caso del tomillo, es conveniente realizar una siembra muy superficial dado el tamaño casi diminuto de las semillas”, expresó Filippi.
Acodo. En su versión simple, esta técnica se aplica cuando la planta madre posee tallos muy delgados, flexibles y sin textura leñosa. “Se realiza durante la primavera y se trata de enterrar una porción del tallo de la planta madre –libre de hojas– en otro recipiente sin separarlo de la planta original, mientras que la otra parte se deja al aire libre y con algunas hojas”, detalló la especialista.
Acodo por amontonamiento. Es una variante del acodo tradicional que resulta de utilidad cuando los tallos no son lo suficientemente largos y flexibles. Según explicó la técnica del INTA, esta práctica se efectúa en primavera y consiste en colocar en la base de la planta una capa de tierra fértil o sustrato –de 7 a 12 cm de espesor– que, al oscurecer las yemas, emite nuevas raíces y plantas.
Esquejes. Son pequeños trozos de tallo que, deshojados en su base y con algunas hojas en su porción terminal, estimulan la formación de raíces. Esta posibilidad requiere la plantación de cuatro yemas o más en un sustrato aireado al comienzo del otoño –cuando las temperaturas son moderadas– y el empleo de tallos de 3 mm de diámetro y de entre 5 y 10 cm de largo.
División de matas. Esta estrategia sirve para recuperar plantas envejecidas y rejuvenecerlas. “Se trata de una opción muy sencilla: hay que desenterrar el pie de la hierba –mata– y dividirlo según el tamaño de la planta madre, con la precaución de que cada nuevo individuo resulte equilibrado en cantidad de tallos y raíces”, señaló Filippi.
Twitter
Facebook
G Plus