Hace algunas semanas se firmó el acuerdo entre los principales actores de la cadena de las carnes en la Argentina. Según Maizar éste fue un paso trascendente, porque refuerza la importancia que tiene para el desarrollo del país la construcción de cadenas de valor competitivas, concepto que la entidad viene instalando desde su fundación, hace doce años.
La mayoría de los firmantes de este acuerdo participan de Maizar y son actores importantes en la construcción del conocimiento y las teorías de cadena de valor que se usan como base para las discusiones y la búsqueda de soluciones en la cadena del maíz y sorgo argentino.
La cadena de valor debe contar con una estructura eficiente y diseñar una estrategia que le permita ganar mercados. Para ello, debe contar con una cultura institucional adecuada a los tiempos que vivimos. Una forma sencilla de analizar a las cadenas de valor es entendiendo que las mismas están formadas por cientos de decisiones públicas y privadas, y que sólo si dichas decisiones son correctas la cadena de valor y sus productos serán competitivos en el mercado.
Tanto en el Congreso Maizar 2015 como en la presentación de este acuerdo fueron analizados los principales aspectos que hacen a la competitividad de la cadena de las carnes argentinas. Todos concluyeron que la disponibilidad de maíz y sorgo es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo competitivo de estas cadenas de valor.
La ganadería de carne se ha desarrollado en la Argentina gracias a los recursos forrajeros pastoreables, naturales e implantados. Por lo tanto, el desarrollo de esta actividad depende de la complementación con maíz y sorgo, que permite que en los períodos de sequía o de temperaturas extremas, cuando la receptividad de estos recursos pastoreables es menor, los rodeos puedan seguir alimentándose y los recursos no se degraden ni se erosionen, sino que se conserven o mejoren. El desarrollo de la cadena del maíz y del sorgo en la carne vacuna es indispensable para la mejora de los ecosistemas y del ambiente en nuestro país, así como para el desarrollo económico y social.
Los consumidores de maíz y sorgo necesitan que el área de siembra crezca y les permita obtener la materia prima en forma fluida y con menores costos. Ningún país basa la competitividad de sus cadenas de valor en la aplicación de castigos a la producción y a la exportación de materias primas. Esto se vio reflejado en el año 2007, cuando Maizar acordó los siguientes “Consensos” con toda la cadena:
• Mercados transparentes sin cuotificación o cierres de exportaciones para el maíz y los productos de su cadena.
• Eliminación de los derechos de exportación a todos los productos de la cadena.
• Promoción de los cultivos a partir de leyes que permitan la desgravación de insumos clave.
• Promoción de la biotecnología.
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