La secretaria de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Carla Campos Bilbao, encabezó la presentación del Proyecto de Asociatividad para la Vitivinicultura.
La actividad se realizó en la Cooperativa Agraria de Productores del Este (CAPE), en Mendoza. Contó con la participación del ministro de Agroindustria y Tecnología de Mendoza, Marcelo Costa; el ministro de Desarrollo Económico de San Juan, Marcelo Alos; el subsecretario nacional de Desarrollo de Economías Regionales, Luis Vito; y el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) Guillermo García, entre otras autoridades.
El proyecto fue presentado también ante un auditorio compuesto por más de 70 representantes de cooperativas, agrupaciones de productores vitivinícolas y pequeňos bodegueros de Mendoza y San Juan.
«Es el momento que los eslabones más débiles de la cadena se junten para tener más fuerza», declaró Campos Bilbao, y destacó que la situación de coyuntura actual «es la oportunidad para hacerlo y que se produzca un cambio de protagonismo en la distribución de la renta».
La iniciativa responde a la importancia de una nueva institucionalidad del sector, que atienda directamente las necesidades de pequeños productores y elaboradores, asegurando una distribución de renta más justa.
Asimismo, apunta a la innovación en estructuras asociativas que mejoren esencialmente la comercialización, de manera que los productores accedan directamente a los consumidores con mejores precios.
La funcionaria remarcó: «Teniendo capacidad de consumo, precio y calidad, debemos pensar en la llegada comercial de ese producto a través de nuevas vías, como la Red ComPrAr» y destacó que «el nuevo mercado de productores de Guaymallén es un ejemplo del éxito».
En esa línea, se priorizarán los centros de venta directa de los propios viňateros para paliar una situación en la que, actualmente, existen diferencias del 60 al 100% entre el precio que recibe el productor y el que paga el consumidor.
La creación de una marca fuerte y centros de venta directa con volumen, precios accesibles y gran afluencia de público son la clave para el éxito del programa.
Campos Bilbao llamó a «interpelar el modelo de integración y comercialización que no logra distribuir la renta justamente». «Innovar en institucionalidad y no repetir experiencias fallidas es el desafío de ahora», afirmó.
También resaltó «la acción política del Ministerio de reforzar el equipamiento e infraestructura para pequeños viñateros y bodegas, incorporando al Programa de Desarrollo Vitivinícola a las siete provincias con potencial productivo«.
En tanto, Marcelo Costa seňaló que «hay que lograr esta nueva institucionalidad, que (el productor) ya no precise la asistencia ni intervención del Estado sino que se asocie para vender su producción con la mayor renta en manos de pequeňos productores».
«Los cambios en el consumo y una gran concentración en la industria vitivinícola son los dos problemas más graves que tenemos», expresó.
Por su parte, García advirtió sobre el importante grado de concentración que existe en el mercado vitivinícola, controlado por cuatro grandes empresas. Y enfatizó en que el objetivo es «lograr una justa distribución de la renta vitivinícola con una nueva asociación que industrialice y comercialice su propia producción».
El titular de la cooperativa CAPE, Juan Abdala, afirmó que «juntarse para conversar un proyecto asociativo de mediano plazo es la mejor acción que se puede tomar en tiempos de crisis».
A su vez, el representante de la cooperativa Cootravi, Pablo Moyano, aseguró que «es de vital importancia crear puntos de venta directo de productos vitivinícolas, salteando intermediarios y distribuyendo mejor la renta, pasando a ser los productores y elaboradores los formadores de precio».
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