La pandemia del coronavirus generó una crisis económica mundial histórica, con el hundimiento del precio del petróleo a la cabeza y, dentro del resto de los sectores del comercio, el agroindustrial ha sido el menos afectado hasta el momento.
Agustín Tejeda, Economista Jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, comenta que ello se debe a que “estos productos tienen menor elasticidad de ingresos, responden menos a los cambios que el resto de las actividades, además de considerarse como esencial y no tener restricciones de oferta”.
Sin embargo, aparecen algunas dudas sobre la evolución en los próximos meses. “Es muy difícil predecir porque el escenario cambia todos los días, pero hay algunas variables a tener en cuenta. Si las las reacciones de los países son parecidas a las que han tenido en crisis anteriores, podemos llegar a una situación de nivel de precios que generen una crisis alimentaria”, afirma Tejeda.
Para el economista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, los productos más afectados pueden ser el trigo y el arroz. Estos cereales lideran el consumo directo y tendrían un aumento de demanda, debido al cambio en la alimentación generado por la caída de los ingresos, ya que se relegaría la ingesta de proteína animal. “Hay que seguir muy de cerca las barreras al comercio”, sostiene.
En ese sentido, Nelson Illescas, director del Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI) señala que “ya hay países que están utilizando medidas restrictivas al comercio agrícola. Por ejemplo, Kazajstán ha prohibido la exportación de harina de trigo, zanahoria, azúcar y papas, Vietnam suspendió contratos de exportación de arroz y Serbia hizo lo mismo con aceite de girasol. Rusia aunque no tomó ninguna medida, pero no se descarta que lo haga”.
Desde el lado de la demanda, Illescas describe que “China ha adelantado sus compras de arroz a pesar de tener reservas para un año y no haber comenzado su cosecha. Importadores de trigo como Argelia y Turquía han publicado nuevas licitaciones para adelantar compras y Marruecos ha suspendido los aranceles a la compra de este cereal. Se ven medidas de restricción al comercio que pueden genera un efecto contagio en otros países”.
El cóctel de medidas proteccionistas que derivaron en aumentos de precios de los alimentos ya se había generado en 2008. En aquel contexto, Illescas dice que “los líderes del G20 se habían comprometido a abstenerse de aplicar nuevas barreras a la inversión y del comercio de bienes y servicios, imponer nuevas restricciones a la exportación o instituir estímulos a la exportación contraviniendo las reglas de la OMC. En 2009 se hizo extensivo este compromiso hasta 2010 y así surgieron los informes de proteccionismo que verifican el grado de compromiso de los países del G20”.
Según el director del IPNI, “este contexto es diferente y las instituciones internacionales se encuentran debilitadas, por la actitud de Estados Unidos y China tomando medidas unilaterales sin consultar a la OMC. El G20 debe tener un rol activo en esta crisis. En su primera reunión tras la declaración de la pandemia, la respuesta no fue tan importante como en las realizadas en 2008 y 2009, pero esperamos que en las próximas esto empiece a cambiar haya un pronunciamiento más firme sobre esas prácticas”.
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