La carne vacuna es un alimento rico, seguro y natural, aunque sensible a factores como el clima, la cadena de frío, su manipulación y otros agentes que inciden directamente en la calidad de este tradicional alimento argentino. A continuación daremos algunos consejos para tratar de asegurarnos que la carne que consumimos sea de óptima calidad y garantizar no sólo atributos como el sabor y la terneza, sino también la seguridad alimentaria de nuestra familia. 

• El color. La carne vacuna debe ser de un color rojo profundo, intenso y brillante. En cuanto a la grasa debe ser bien blanca y no de un color amarillento. Esta cualidad nos da la primera pauta de la frescura del alimento.
• El olor de la carne. La carne cruda en buen estado de conservación nunca debe tener un olor desagradable. Por el contrario su olor es casi neutro. Si sentimos un aroma ácido es un alerta de que el corte ofrecido no está fresco y no debe ser consumido.
• Consistencia. La carne en buen estado de conservación tiene como atributo la firmeza, una prueba sencilla es presionarla con un dedo, la misma se hunde y vuelve al estado anterior en pocos segundos. Sino mantiene esta condición, también es un alerta sobre la frescura del alimento o la falta de frío.
• ¿Hipermercado o carnicería?.  Es indistinto se puede comprar carne tanto en nuestro carnicero de barrio como en las grandes cadenas de hipermercados. Un consejo muy importante conocer los hábitos de nuestro carnicero y mantener una relación de confianza (recomendamos ver el documental sobre Carnicerías saludables). En cuanto a las cadenas de hipermercados la carne envasada al vacío gana cada vez más terreno en el consumo de los argentinos. Este es un alimento muy seguro por sus atributos de conservación que mantiene intacto el aroma, el sabor y la terneza.

Fuente: www.carneargentina.org.ar