Con más de 800 invitados, la empresa festejó su centenario en Alberti, provincia de Buenos Aires, lugar donde se encuentra el Criadero Klein; el mismo que eligió su fundador, Don Enrique Klein, hace 100 años.
Estuvieron presentes funcionarios nacionales, provinciales, invitados de Brasil, México, Uruguay, genetistas, mejoradores, empresarios, amigos y familia, quienes se reunieron, no solamente para festejar, sino para rendir tributo al fundador de la empresa, aquél que dejó un legado de compromiso, transparencia, innovación y solidaridad manteniendo su compromiso con el progreso de la agricultura argentina.
La voz oficial de la empresa, fue expresada por su presidente, Gustavo Klein, quien agradeció a los presentes y manifestó “son 100 años dónde se confunden empresa y familia y es difícil disociarlos” “en nombre de toda la familia, quiero agradecer la presencia de todos ustedes, por haberse acercado para acompañarnos y compartir con nosotros este momento tan grato y especial para Criadero Klein, que nos llena de orgullo y felicidad.
En marco de reconocimientos, el ministro de Agroindustria de la provincia, Leonardo Sarquis destacó al Criadero Klein como ejemplo de empresa argentina por su trabajo en pos de la comunidad y la agroindustria en su conjunto.
Por otro lado, el presidente de la empresa enfatizó sobre las virtudes de su abuelo al llegar a la Argentina en 2017 “Trajo consigo un único y preciado capital: su conocimiento. Y ciertamente subyacían en él, virtudes como pasión, imaginación, creatividad, espíritu soñador, perseverancia y un gran coraje”.
El 1 de mayo de 1919 Enrique Klein funda bajo el nombre de Criadero Argentino de Plantas Agrícolas, el primer Criadero privado de semillas de nuestro país. “Don Enrique dedico su vida a la genética y al mejoramiento de distintas especies vegetales, pero fundamentalmente trigo” subrayó Gustavo Klein
En sus comienzos no se hicieron esperar. Las primeras variedades de Klein superaban hasta en un 50 % los rendimientos del trigo criollo. Los agricultores comprendieron rápidamente la importancia de sembrar semillas de pedigree y en pocos años esos materiales alcanzaron gran difusión, ocupando más del 25 por ciento del área total sembrada en el país.
“Con el permanente objetivo de estar a la vanguardia, fuimos incorporando en las áreas de producción los avances tecnológicos, que nos permitieran aumentar los rendimientos dentro de un esquema de agricultura sustentable” dijo el titular y agregó “ así podríamos mencionar el cuidado del suelo, la nutrición adecuada de los cultivos, el manejo integrado de plagas, la incorporación de la siembra directa, los cultivos de cobertura, y los más recientes avances en la agricultura de precisión y el manejo por ambientes”.
Con respecto al programa de mejoramiento, uno de los pilares de la empresa, señaló “renovamos la decisión de continuidad y promovimos la intensificación del programa de mejoramiento, acompañado de un proceso de profesionalización de la empresa”.
Con respecto a innovación “Tenemos a disposición, herramientas biotecnológicas que nos permiten conocer con precisión la composición genética de los nuevos materiales seleccionados, de manera de poder garantizar la expresión de caracteres relacionados con la calidad industrial, la resistencia a enfermedades o las características de la planta en condiciones de campo.” destacó-
“Los escenarios han cambiado. En la actualidad competimos con muchas empresas, algunas de ellas multinacionales, las que en sus países de origen cuentan con leyes que protegen su propiedad intelectual. En nuestro país sigue siendo un debate pendiente” enfatizó el titular de la empresa
“Durante estos 100 años, el Criadero inscribió 108 variedades, y desarrollo un germoplasma cuyo valor excede los límites del país, y puede ser usado en cualquier parte del mundo” puntualizó.
Criadero Klein fue fundado por un inmigrante alemán. Hoy, cuando festejamos su primer centenario, es una empresa orgullosamente familiar y argentina, que, con la mirada puesta en el futuro, e inspirada en los valores de aquel pionero, continúa trabajando, y ojalá que quienes nos sucedan, dentro de 100 años, puedan seguir celebrando lo mismo.
Fuente: KLEIN
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