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Agricultura

07/07/2019

El girasol enfrenta el desafío de exportar más

En el 7º Congreso Argentino del Girasol se hizo hincapié que hace falta más producción para aprovechar al máximo la capacidad instalada de la industria.
CONGRESO. Juan Martín Salas Oyarzu, presidente de ASAGIR durante la apertura del evento que reunió a toda la cadena del cultivo.

La nueva edición del Congreso Argentino de Girasol se realizó en un contexto favorable para el cultivo. Según la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, la superficie sembrada pasó de 1,3 millones a 1,6 millones de hectáreas sembradas, experimentando un crecimiento de girasol creció un 46%. La mayor parte de este incremento en el área sembrada de girasol se produjo principalmente en el NEA y el norte y centro de Santa Fe.

En la apertura, el presidente del 7º Congreso Argentino de Girasol, Jorge Ingaramo, habló sobre la formación de precios del cultivo. “El desafío es alcanzar un mayor nivel de producción de girasol que permita ocupar mejor la capacidad instalada de planta. Nosotros tenemos una capacidad de molienda para más de 5 millones de toneladas y hasta ahora estamos ofreciendo 3,8 millones”, señaló el asesor.

El segundo reto es recuperar los merados internacionales que se fueron perdiendo y que históricamente eran de nuestro país. A eso se suma la creciente demanda de girasol a nivel mundial, con la aparición de nuevos actores internacionales que buscan sumar productos de calidad. En ese sentido, Ingaramo expuso los ejemplos de Medio Oriente, India o China, mercados con un enorme dinamismo y una población que ha aumentado en forma exponencial su calidad de vida.

“El futuro de la industria girasolera es básicamente exportadora. El consumo interno creció 4% en los últimos seis años, mientras que la exportación en el mismo lapso de tiempo aumentó un 98%”, subrayó a modo de ilustración. En ese sentido, el economista sugirió que el precio del girasol a largo plazo también irá en aumento impulsado por el dinamismo que ha experimentado en el mercado mundial.

Sin embargo, admitió que aún es muy temprano para determinar cuánto va a valer el girasol en la próxima campaña. “El precio indicativo actual de 240 dólares debería servir como una especie de base, aunque también se predice que el rendimiento en el hemisferio norte se reduciría un 3%. Es muy difícil predecir el precio que se puede pagar a futuro, es un cultivo que tiene muchos mercados”, reveló.

El presidente de CIARA-CEC Gustavo Idígoras puntualizó que la Argentina tiene un 7% del total de las exportaciones de aceite de girasol, en un mercado donde los mayores compradores son la India, China, Turquía e Irán.

“India es el principal consumidor mundial con un 25% de la demanda mundial, pero impone un 45% de derecho de importación al aceite. Los indios hoy están pagando el aceite más caro del mundo, es una decisión de ellos. Lo importante es que la Argentina pueda alcanzar un acceso preferencial”, detalló.

En ese sentido, el límite máximo de residuos de insecticidas también está siendo revisado en la India. “Tenemos riesgos comunes con la India, por eso este año firmamos un acuerdo con las cámaras aceiteras para trabajar en conjunto en estos temas que nos preocupan”, comentó. En cuanto a China, el especialista dijo que “no estamos presentes por el momento” y sobre los países de Latinoamérica, Idígoras explicó que el principal desafío es alcanzar con México un acuerdo similar al que se ha logrado con la Unión Europea.

ESTANCAMIENTO UCRANIANO. “Ucrania, principal exportador de aceite de girasol con un 56% del mercado, presenta un estancamiento de entre 6 y 6,2 millones de hectáreas sembradas durante el último trienio. Esto se refleja en la producción mundial, que en el mismo período rondó las 26 millones de hectáreas cultivadas”, aseguró Jorge Ingaramo, asesor económico de ASAGIR. Ingaramo explicó que esto principalmente se debe a que los rindes por hectárea en el país europeo ya han alcanzado un techo, a lo que se suma la creciente competencia que el girasol enfrenta de los transgénicos de soja y maíz, que se implementan pese a allí estar prohibidos. Dado el continuo incremento del consumo mundial de aceite, esta realidad presenta una excelente oportunidad para la Argentina, que ha recuperado gran parte de su área sembrada con este cultivo.

“Si la producción nacional de granos recuperara su máximo de 4,65 millones de toneladas (campana 2007/08), tendría una capacidad para adicionar 850 mil toneladas con respecto a su aporte actual de 3,8 millones. Esto implicaría cubrir el 28% del incremento proyectado en la demanda mundial de granos (3,06 millones)”, señaló Ingaramo. Por su parte, la economista Carolina Volonté, investigadora asociada de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca, analizó las particularidades que identifican a Ucrania. “La brecha entre la producción de aceite y sus exportaciones es muy pequeña. Tiene un grado de apertura del orden del 90%, por lo que su consumo interno es prácticamente nulo”. Volonté aseguró que, tras la salida del régimen soviético, Ucrania incrementó la tecnificación agrícola en desmedro de la ganadería. “En las últimas 5 campañas se mantuvo la superficie dedicada a la agricultura. Ahora vemos que hay un límite en el área agrícola en general y la del girasol en particular”. 

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