Se presentan muy buenas señales para la próxima campaña de trigo desde varios frentes. De acuerdo con el informe pre campaña elaborado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, luego de una campaña 2017/18 a 17,750 millones de toneladas sobre una superficie de 5.700.000 hectáreas, los resultados preliminares de un relevamiento realizado por la entidad indicaron una posibilidad de expansión del 3,5 %, “ante un escenario de mejora climática que recomponga la humedad en los perfiles para el comienzo de la siembra, y permita al productor responder a los incentivos económicos dados por la suba del precio del cultivo para la campaña nueva y la mejora de la relación insumo producto”.
Por esas razones, el área destinada al cereal alcanzaría las 5,9 millones hectáreas durante la campaña 2018/19. “No obstante, en un escenario donde la evolución climática no acompañe durante la ventana de siembra del trigo, la superficie a implantarse se reduciría a 5,4 millones de hectáreas, un 5% inferior al ciclo previo”, sostiene el informe.
Mercado. Frente a la fuerte demanda externa, el precio del trigo ha mostrado un significativo incremento en los últimos meses, tanto para las posiciones disponibles como para toda la curva de futuros. En el Mercado a Término de Buenos Aires (MATba), la posición disponible se incrementó 30% en promedio en abril en comparación con igual mes del año anterior. Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires sostienen que “a la par de este aumento, los insumos más representativos de los costos de producción del cultivo de trigo mostraron subas sustancialmente menores. Esto resulta en una mejora en la relación insumo – producto superior al 15% respecto de abril de 2017, que alienta la inversión en tecnología. Adicionalmente, los valores del trigo para la cosecha 2018/19 ofrecen una perspectiva positiva para el cierre de los márgenes Si consideramos el futuro MATba a cosecha (enero 2019) como un indicador del valor del cereal para la campaña nueva, este se ubica un 20% por encima de la cotización registrada para esta posición en los meses de marzo y abril de la campaña anterior”.
Para Leandro Pierbattisti es asesor de la Federación de Acopiadores de Trigo, las perspectivas comerciales para el trigo son “aún más positivas” que las del año pasado, ya que el favorable contexto local además será acompañado por una caída de stocks a nivel global. “Si bien todavía faltan 3 meses para definir rindes en el Hemisferio Norte, hoy ya se están previendo caídas de stocks para el año próximo, algo que no se daba desde la campaña 2012/2013. Es la primera vez después de 6 años que los stocks bajan. Esto es muy positivo para nosotros, porque va a implicar una mayor firmeza en los precios. Si bien de acá a enero falta mucho tiempo hoy el precio ronda los 190 dólares la tonelada, valores que durante el año pasado a la misma época del año estaban por debajo de los 160 dólares”, expresa Pierbattisti.
Enfocando la mirada hacia el plano local, Pierbattisti destaca el aumento de las exportaciones nacionales. “Argentina mantiene un ritmo impresionante. Del 1 de diciembre al 28 de febrero se embarcaron más de 6 millones de toneladas de trigo. Esto quiere decir que en tres meses ya colocamos la mitad de nuetro saldo exportable. Un dato que explica la firmeza de los precios y nos invita a seguir focalizándonos en la competitividad, que no es ni más ni menos que la conjunción del precio, la calidad y la atención al utilizador final”, sostiene el especialista.
Calidad. En un encuentro organizado por Fertilizar, se analizó el impacto de la nutrición del cultivo para aumentar rendimiento y, con éste, la calidad en función del porcentaje de proteína. Según Jorge Bassi, vicepresidente de la Asociación Fertilizar, “las relaciones insumo producto son muy buenas y favorecen en la apuesta a la fertilización. Luego de un período de retracción de uso de fertilizante, se corrigió la dosis de trigo hasta alcanzar los mismos niveles que hace diez años. Estos valores son insuficientes porque tenemos suelos más desgastados y tenemos otra genética para alimentar, si lo dejamos a mitad de camino tenemos más rendimiento y poca proteína por poco nitrógeno. Un buen manejo de nitrógeno nos acerca al objetivo de rendimiento de trigo y calidad”.
CAMPO ADENTRO. John Cameron lleva adelante un establecimiento en Pieres, a 20 km del puerto de Necochea, en pleno Sudeste bonaerense, compuesto por 2.200 has propias y otras 1.400 alquiladas. En trigo y cebada apunta a 6.000 kilos, mientras que los maíces en secano rinden 9 a 10 mil kilos, bajo riego entre 12 y 14 mil kilos, mientras que el girasol llega a 35 quintales.
Cameron comentó a Super CAMPO que “esta campaña la voy a encarar con buena onda, hay muybuenos precios, el perfil en esa zona está bien de agua, no recibió lo peor de la sequía, estuvo lloviendo en abril y está todo dado para que la fina se encare con ganas, por lo menos. Van varios años que hago trigo y cebada. Hace 10 años era todo trigo. Por las incidencias políticas en el mercado de trigo descubrimos la cebada y ahora comparten el área para fina. Cuánto de uno y otro depende del panorama en el momento de la siembra”.
La estrategia comienza con un análisis de suelo previo a la fertilización. Siempre aplica una base de fósforo de 80 – 100 kilos de fosfato monoamónico en cualquiera de los dos cultivos. “En trigos de genética europea es difícil fertilizar de más porque siempre hay respuesta en kilos y en proteína, mientras que en cebada no debemos fertilizar de más porque hay peligro de vuelco y la penalidad de proteínas es demasiado alta en cebadas cerveceras”. Cameron sostiene que “si la cebada forrajera vale lo mismo que un trigo en la zona nuestra es más fácil hacer kilos con cebada que con trigo, así que tengo que imaginar que habrá bastante cebada apuntada a forrajera y después se verá. La cebada forrajera es el cultivo preferido si se necesita hacer vender algo en diciembre-enero”.
Por Luis Machado para Super CAMPO.
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