Playas céntricas con suave oleaje, otras con pendiente pronunciada y hermosas piletas, Playa Grande, Punta Mogotes y hacia el sur las muy tranquilas rodeadas de pinos que invitan a largas caminatas junto al mar no es todo en Mar del Plata.
A tan sólo 17 km. de la ciudad por la Ruta 226, una autopista de doble carril muy segura y cómoda, se llega a un paraíso escondido llamado Sierra de los Padres, la ciudad jardín entre colinas, huertas y granjas. La propuesta es pasar un día, un fin de semana o las vacaciones. Ascender a la cumbre y maravillarse con vistas panorámicas, el valle y la Laguna de los Padres, visitar la milagrosa Gruta de los Pañuelos y el peñón de Santillán, participar en un torneo de Golf o en una cabalgata por los caminos de tierra, saborear un asado al asador, aprender terapias naturales, remar en la laguna, recorrer circuitos con 4×4 o hacer parapente entre las serranías alojándose en establecimientos rodeados de naturaleza es posible en este destino del partido de General Pueyrredón .
Muy cerca de la Villa es posible visitar el Museo José Hernández ubicado en el viejo casco de la Estancia Laguna de los Padres donde pasó 10 años de su vida el autor del Martín Fierro. En Laguna de los Padres los deportes naúticos atraen a turistas con la Cancha de remo y canotaje y el Club de Pesca. Hay campings con fogones, alquiler de botes, bicicletas y cuatriciclos esperan a los amantes de la naturaleza y el aire libre.
El turismo salud es tema también es En Sierra de los Padres donde por diversos factores energéticos residen gran cantidad de terapeutas naturales, maestros en Reiki, médicos que ofrecen terapias alternativas y otras especialidades como reflexología y yoga. Un complemento ideal para las ansiadas vacaciones, en un entorno con aromas naturales, aire puro y una ansiada paz.
El golf al pie de la sierra es otra actividad para el verano en Sierra, con una cancha de 18 hoyos y un recorrido de 5.915 metros, con un par 74 para damas y 72 para caballeros, donde se llevan a cabo por lo menos tres torneos por semana abiertos para jugadores con hándicap nacional. Disfrutar y contemplar el espíritu de la naturaleza en plenitud con la compañía de familiares y amigos disfrutando del juego o de un almuerzo en el restaurant o en la terraza. La paz y la quietud reinantes de la zona son propicios para pasar un momento tan agradable como inolvidable. Para los golfistas experimentados será una experiencia única jugar en esta cancha por su paisaje, sus greens, la flora y fauna, y por sobre todas las cosas, por la calidez de la gente.
La nota completa en Suplemento Agro, Diario PERFIL, 13 de enero de 2017
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