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09/01/2017

Picudo negro: el flagelo de la soja en el NOA

Es la plaga qué más condiciona al cultivo en esa zona. Los curasemillas y las aplicaciones foliares de insecticidas son estrategias necesarias para su control. FOTOGALERIA.

El “picudo negro de la soja” (Rhyssomatus subtilis), es en la actualidad la plaga más importante del cultivo en el noroeste argentino (NOA). Hoy en día se encuentra en un proceso de expansión, ya que desde su detección se dispersó rápidamente desde el este hacia el oeste de la región NOA, habiendo sido detectado en 53 localidades de las provincias de Salta, Tucumán y Santiago del Estero, afectando un área de 737.280 has.

 

El Ingeniero agrónomo Lucas Emiliano Cazado eligió estudiar esta plaga para su tesis de posgrado titulada: “Biología, distribución espacial e impacto económico de Rhyssomatus subtilis”, y fue presentada este año en la Universidad Nacional de Tucumán, Facultad de Agronomía y Zootecnia. Según planteó en su trabajo, este insecto tiene un ciclo muy específico: las hembras tienen un periodo de preoviposición de 17 días y colocan en promedio 230 huevos durante toda su vida con un 94% de eclosión. Esa oviposición se inicia en la etapa reproductiva de llenado de granos (R5 – R6) y una vez que las larvas completan su desarrollo en el interior de la vaina se arrojan al suelo donde se entierran hasta los 9 cm de profundidad aproximadamente, y donde pasan el invierno como larvas hibernantes. La emergencia de los adultos desde el suelo se incrementa con las lluvias.

 

DAÑOS EN SOJA. Durante la fase vegetativa inicial los daños causados por los adultos en los cotiledones y brotes determinan la  muerte de las plantas y en consecuencia una reducción de la cantidad de plantas en el lote. En etapas vegetativas más avanzadas, el daño y la muerte de brotes determinan la pérdida de la dominancia apical y en consecuencia, una disminución de la altura y una modificación de la estructura de las plantas afectadas. En etapa reproductiva inicial ( R3 – R4), causan la caída de las vainas. En etapas más avanzadas del llenado de los granos (R5-R6) y hasta los estados fenológicos R7 y R8, la alimentación de los adultos produce la aparición de manchas circulares de color castaño-rojizo, que pueden afectar  también los tejidos externos ocasionando problemas durante la germinación de la semilla. Si el destino del grano es la industria, el material muy afectado puede ser considerado como grano dañado, ocasionando pérdidas en la calidad y económicas.

 

CONTROL. El picudo negro ataca la soja y el poroto pero no el maíz. Según explica el Ing. Cazado, como primer paso se debe evitar el monocultivo de soja ya que puede promover un constante aumento de la población de insectos sobre todo de picudo negro. “Los insecticidas ofrecen un control eficiente de esta plaga pero por un tiempo acotado. Esta especie tiene un importante potencial de daño, ocasionando un 75% de pérdidas de rendimiento si no se la controla en forma adecuada”, afirma.

 

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