En un mercado que se está armando, las inversiones en compras de campos más frecuentes rondan entre 1 y 3 millones de dólares. Aunque parezca mucho dinero, son campos chicos en general. Un campo de 3 millones de dólares en Pergamino son 200 hectáreas agrícolas y unas 700 hectáreas de campo ganadero. Son campos que están cerca de la unidad económica, es decir que el comprador es alguien que ya está en el mercado y quiere un campo cerca porque está agrandándose. En este caso la inversión no es tan grande porque el campo no genera tanto como para una inversión de 20 millones de dólares.
El perfil del comprador es alguien que está en el sector, que apuesta a que al campo le vaya bien, que sigan valiendo la carne y los cereales, que el campo sea un negocio rentable y se sientan seguros. El campo siempre ha sido un refugio del capital para el inversor, se compran campos para tener una renta y un refugio del capital. Si uno tiene una fábrica y gana mucha plata es difícil pensar en qué otra cosa se puede invertir, entonces tener un campo que tenga una renta baja pero es seguro y un refugio del capital, es el típico perfil de quien compra y piensa que es un negocio. El campo tiene muy buena capacidad instalada, con profesionales, infraestructura y tecnología. Es una garantía de tener gente sana y conoce el negocio, porque siempre hay un ingeniero, una planta de silos y un cerealista en la zona, son confiables y trabajan bien. La Argentina es ese sentido tiene una capacidad instalada de primera y es una gran ventaja comparativa.
En cuanto a incentivos, hace falta es que se reafirmen políticas a largo plazo, donde todo inversor sepa cuánto va a ganar por vender su producto a través de los años y conocer cual será su margen o renta. No es posible que el año 2015 haya sido bueno, el 2014 horrible y el 2013 peor. Se necesita una continuidad y políticas donde las expectativas sean esperables. Debe haber políticas a largo plazo y que el campo sea sustentable. Por otro lado hay que repensar la Ley de Tierras para fomentar la inversión y que haya zonas nuevas de desarrollo. Con este esquema, el inversor se va a centralizar en campos que tienen renta hoy y por eso hay zonas del país postergadas como el NOA y el NEA, donde campos no generan renta y no son atractivos para los inversores. Hace falta una política de promoción de zonas de desarrollo, como se han armado tantos parques industriales o polos de desarrollo como el de Tierra del Fuego para la industria. Hay que repensar en zonas para agrandar la Argentina, eso sería importantísimo.
Roberto Frenkel es Vicepresidente de la Cámara Argentina de Inmuebles Rurales (CAIR)
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