Eduardo Chorén, presidente de Laguna Blanca, detiene la camioneta y baja porque encontró una bolsa tirada en el camino. “Siempre hay algún detalle”, sintetiza. “De las tres mil hectáreas que tiene el campo, 1.250 son productivas y el resto son áreas de conservación, incluidas las lagunas, los bajos y el monte”. Todo en Laguna Blanca es orgánico y diversificado; de cultivos de invierno producen lino marrón y rubio, trigo variedad Tauro, centeno, avena y arvejas; de los estivales, girasol confitero, maíz colorado, maíz pisingallo y sorgo.
“Este campo funciona como una gran estación experimental y simultáneamente debe ser negocio; así hay que entenderlo”, enfatiza. Desde hace siete años y medio toda la agricultura que realizan es orgánica, y si bien hay cultivos –como el lino y el trigo– que ya han demostrado ser eficientes y logrado buenos rindes y buenos márgenes brutos, siguen ensayando con distintos tipos de producción.
Ahora bien, la primera pregunta que surge es “¿por qué hacer todo esto?”. Eduardo responde que Douglas Tompkins es, por un lado, un genuino cuidador del medio ambiente y, por otro, un hombre de negocios. De esa doble naturaleza surge el desafío de Laguna Blanca, donde se juntan ambos mundos: lo productivo (rentable) y el cuidado de la tierra. “Nuestro mayor objetivo es lograr siembra directa orgánica en nuestros cultivos”, describe.
“Al trabajar sin químicos nos vemos obligados todavía a mover un poco la tierra, lo cual no es lo ideal, por eso tratamos de reducirlo a una mínima labranza. Si logramos una siembra directa en orgánico, partimos además con los precios premium de este mercado, con lo cual es una situación muy ventajosa aun con rindes más bajos que el convencional”.
Actualmente exportan a Europa y los Estados Unidos; el objetivo ideal es abastecer al mercado interno para lograr una comercialización más sustentable, es decir, minimizando los gastos que implica el transporte.
Otra pata fundamental para un planteo orgánico rentable y eficiente es la presencia de animales, que son los que las pasturas (utilizadas en las rotaciones y para “construir” suelo) en kilos de carne, evitando que queden campos improductivos.
Hoy poseen ovejas Dorper, raza de origen sudafricano, elegidas por su rusticidad y porque no tienen lana, algo que en la zona es un problema por el calor y porque no hay esquiladores disponibles. Y el año que viene piensan incorporar gallinas y un rodeo de Braford para engorde, proveniente de los campos de cría que la empresa tiene en la provincia de Corrientes.
Nota aparecida en Diario PERFIL del sábado 7 de noviembre. Para suscribirse, haga click acá.
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