No cierran los números y tampoco cierran los contratos. En los pasillos de Aapresid circuló una preocupación común entre los empresarios y los productores que ratifica un atraso considerable en la campaña. Para Eduardo Pérez, titular de FMC, “si consideramos que el 75% del área en la que se hace agricultura en la Argentina es bajo arrendamiento vemos que, al no definirse los alquileres en tiempo y forma nos encontramos en un impasse en el que el productor todavía no sabe dónde va a sembrar, ni qué va a sembrar, y ya no hay mucho margen de acción”, sintetizó.

Justamente en consonancia con esta idea, Rolando di Marco de Dupont analizó por qué complica a los planteos entrar tarde a un lote. “La campaña está muy atrasada. El barbecho largo, en gran parte no se hizo, además los productores no definen los alquileres. Las pocas heladas han llegado muy tarde, y hay lugares con problemas de agua. Muchos productores reducen al máximo posible la aplicación de productos, cuyo efecto negativo veremos cuando rompa la primavera y aparezcan grandes problemas de malezas, que todavía siguen siendo solucionables, pero con costos mucho mayores. El productor está muy capacitado y sabe bien qué es lo que tiene que hacer, pero cuando los números no cierran este es el camino más frecuente, aunque luego lo termine pagando mucho más caro por merma de rendimiento o bien por mayor gasto en el control de malezas”, indicó.

En plenario

En Biosapiens La Era del Suelo también se definió la necesidad de analizar por qué no hay grandes avances sobre la necesaria Ley de Suelo.

Edmundo Nolan analizó cuidar los recursos naturales. Habría que indicar que esto sí sucede en el caso de la minería aunque no con la Ley de Suelos. “El uso del suelo es crítico porque estamos produciendo alimentos”, indicó Nolan. Ahora cabría preguntarse cómo se ordena: “¿A partir de una ley de arrendamiento o una ley de ordenamiento territorial?”, planteó.

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