Ignacio Rivarola es un eterno convencido de que la ganadería argentina tiene el freno puesto. “Es una lástima, porque para cualquiera de estos animales que hoy estamos entregando para faena con 300 o 330 kilos, le caben, tranquilamente, unos 150 kilos más”, dice, lamentándose, en una charla con PERFIL. Sin embargo, la falta de incentivos para la producción, la presión impositiva y la alicaída exportación frenan los negocios posibles. “Siempre digo por qué los desperdiciamos”, insiste.
“Si la Argentina tiene un nacimiento de 7 millones de machos –de los 12 a 14 millones de terneros que nacen al año–, por qué no lo aprovechamos y le ponemos 150 kilos arriba. Hoy, esos kilos extra no están, con lo cual no tributan (no pagan retenciones), ni tampoco ingresan como divisas porque no existen. Esto nos permitiría estar exportando alrededor de u$s5 mil millones por año que podrían ingresar como divisas”, resume el titular del feedlot Proteco, uno de los primeros establecimientos de su tipo de la Argentina, que nació a mediados de los ‘90.
“Lo que a uno como productor le cuesta es que en los últimos veinte años nunca hemos tenido reglas claras. Cada ministro de Economía llegó con su tesis, y siempre en ganadería estamos en el mismo stock, con los mismos cincuenta millones de cabezas y sin crecer”, se lamentó.
Darse una vuelta por los corrales de Proteco es como caminar en un parque. Se destaca por la prolijidad de las instalaciones, el buen ambiente de trabajo y especialmente la ausencia total de “malos olores”, tan comunes en los lugares de animales encerrados. “No es dificil lograrlo” explica tranquilamente su titular. “Sólo hay que trabajar todos los días para que los animales estén confortables, no hacinarlos, y mantener los potreros limpios”, argumentó al subir a la camioneta para empezar el paseo por este hotel cinco estrellas montado especialmente para animales en engorde.
El manejo y la prolijidad a ojos vista hablan de años de experiencia. “Arrancamos con una línea de corrales para ofrecer servicio de hotelería a 3 mil o 4 mil animales, pero desconocíamos hacia dónde perfilaríamos el negocio”, sentenció Rivarola.
Hoy las mejores tierras se dejan a la agricultura y la mayor eficiencia en producción de carne por hectárea se logra terminando las tropas en corrales, que muchas veces prestan el servicio a terceros, que son los propietarios del ganado, bajo la figura de la hotelería. “Sería tonto ir en contra de esta realidad –explica en la recorrida–. Las tierras más fértiles deben ir a agricultura porque es imposible que la ganadería le gane al margen que pueden dejar tres cosechas al año”, apuntó.
En relación a la nueva Cuota 481, el empresario afirmó: “Es una solución a futuro muy interesante. Hace más de cinco años que venimos trabajando para acceder a ella. Ahora terminamos algunos lotes con este destino. Son los primeros embarques, pero vemos con satisfacción que hubo un trabajo muy serio desde el Minagri y el Senasa”, dijo. “Es un muy buen negocio si uno piensa que se pueden obtener precios hasta un 20% superiores que los de la Cuota Hilton, que además tiene su tope”, cerró.
Nota aparecida en Diario PERFIL del sábado 25 de abril. Para suscribirse, haga click acá.
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