Los animales también pueden estresarse y, durante el verano, aumentan las condiciones para que ello ocurra. Cada uno de esos estímulos negativos provoca una pérdida de eficiencia en la ganancia diaria de peso, que también aumenta la pérdida total. De hecho, en animales estresados ante temperatura y humedad elevadas, la ganancia de peso puede disminuir en más de un 15% y la eficiencia de conversión en más de 10%, indicó el especialista del INTA Balcarce –Buenos Aires–, Francisco Santini.
Del mismo modo, el técnico aclaró que “depende de los valores de temperatura y humedad, que podrían aumentar marcadamente estos efectos, pudiendo llegar a provocar la muerte de los animales”. Esto puede suceder, señaló el especialista, cuando no hay disminución de la temperatura y la humedad durante la noche –amplitud térmica inexistente–, lo cual genera un estado de estrés mayor, ya que la temperatura corporal no desciende.
De acuerdo con Santini, el estrés es “un conjunto de alteraciones que se producen en el organismo de los animales como respuesta física ante determinados estímulos como el barro, la temperatura, la humedad y el viento”. El efecto de este fenómeno es, indicó Santini, una modificación que resta: los animales ganan menos peso y, por lo tanto, disminuye su eficiencia de conversión.
Durante el verano, el estrés térmico afecta la performance animal en función de la temperatura reinante y la humedad ambiente. De acuerdo con Santini, estos dos factores se conjugan, ya que a mayor temperatura y humedad, más estresantes son las condiciones para los animales y menor será la performance. En este sentido, para que el animal pueda mantener su temperatura corporal normal, debe utilizar parte de la energía consumida para liberarse del calor extra, agregó el especialista del INTA Balcarce.
Por la alta concentración de animales en un feedlot y su continuo movimiento, el técnico expresó que los animales pueden estresarse si los traslados no se realizan de manera fluida y tranquila. Un traslado mal manejado podría generar trastornos en el comportamiento y en la rutina del ganado, induciéndolo a la depresión inmunológica y, así, a estar con mayor predisposición para contraer enfermedades.
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