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Ganadería

21/04/2014

Pastoreo: con el otoño, avena negra

Se trata de la alternativa ideal en esta estación. En el INTA la recomiendan por su adaptabilidad a una amplia gama de suelos.
Avena negra (Avena strigosa)

La siembra de avena negra es una alternativa viable para sistemas de pastoreo en otoño, según indicaron desde INTA Corrientes. Esto se debe a su rusticidad, buena producción de forraje, siembra temprana y adaptabilidad a amplia gama de suelos.

«La siembra de verdeos tales como la avena negra (Avena strigosa) en otoño son una alternativa cada vez más difundida por sus ventajas a la hora de alimentar al ganado en invierno», opinó Mercedes Pereira, especialista en ganadería del INTA Corrientes.

Si bien prefiere los suelos con buen drenaje, la avena negra es fácilmente adaptable a otros. También se caracteriza por su rusticidad, buena producción de forraje, precocidad, capacidad de macollar y posibilidad de siembra temprana.

En cuanto a su manejo, Pereira aconsejó para la zona de Corrientes sembrarla en otoño, entre el 1 de abril y el 15 de mayo, con la intención de evitar los calores del final del verano y disponer de la humedad necesaria en el suelo.

Añadió que la densidad de siembra debe ser de entre 60 y 80 kilogramos por hectárea, lo que equivale a entre 150 y 200 plantas por metro cuadrado. En ese sentido, señaló: «Es importante realizar análisis de la semilla para conocer su valor cultural y, en función de esto, ajustar la densidad», según publicó el sitio INTA Informa.

Fertilizar, la clave

Dado que alimentados con esta forrajera los animales pueden aumentar entre 60 y 100 kilos por cabeza en un plazo de 100 días, la especialista explicó que «las mejores ganancias se logran con la máxima aplicación de fertilizantes, debido a que se triplican las raciones obtenidas».

En ese sentido, subrayó la importancia de la buena fertilización desde la siembra y durante el crecimiento de la planta si lo que se busca es obtener buenos rendimientos en materia seca. “Se debe agregar, como mínimo, 100 kg por hectárea de superfosfato o fosfato diamónico al momento de la siembra y luego agregar Nitrógeno”, indicó.

Para Pereira, «la mejor respuesta se logra fraccionando la aplicación». En ese camino, aconsejó una aplicación temprana para activar el macollaje, con dosis de 50kg/ha de urea a los 30-45 días de sembrado y otra, tras el primer pastoreo, con otros 50kg/ha de urea, para aumentar el rebrote.

Según explicó, «para iniciar el pastoreo se deben tener en cuenta dos condiciones: el anclaje y la cobertura inicial». Esto significa que se deben esperar 60 días desde la siembra para que la planta alcance los 20 centímetros de altura con una cobertura del 75% del suelo, y controlar que tenga un buen arraigo a la tierra.

Sobre los sistemas de pastoreo, Pereira recomendó los que se realizan durante dos o tres horas, a partir del mediodía. Después, será necesario restringir el acceso y el consumo para evitar el deterioro por pisoteo, bosteo y dormideros. “Así, permitimos que el animal recoja la proteína necesaria y, luego, complementamos con un pastizal reservado, un silo de planta entera de sorgo o henos de pasturas”, opinó Pereira.

FUENTE: http://intainforma.inta.gov.ar/?p=20955

21 de abril de 2014

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