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Agricultura

31/12/2013

Cómo reducir la muerte súbita de la soja

Expertos del INTA ofrecen una serie de recomendaciones para disminuir las chances de aparición de esta enfermedad.
La soja y el maíz tendrán casi 700 mil hectáreas menos en la prov. de Buenos Aires

La muerte súbita de la soja es uno de los principales problemas que afronta el productor. Es por ello que investigadores del INTA Marcos Juárez -Córdoba- ofrecen una lista de recomendaciones para disminuir al mínimo esta posibilidad.

Entre los principales consejos se encuentran la elección de cultivares parcialmente resistentes, de los momentos de siembra y las prácticas de manejo de lotes.

Para Lisandro Lenzi, especialista en sanidad y mejoramiento genético de soja del INTA, la muerte súbita es una enfermedad de la que falta mucho conocer: «Es causada por cuatro especies de hongos –del género Fusarium– que son habitantes naturales del suelo, lo que hace que el control sea difícil», sostuvo. Además, al pertenecer a la tierra, sobreviven en los restos de raíces y en rastrojos.

«Una vez que se observan los síntomas, no hay nada que se pueda hacer», dijo Lenzi, al tiempo que aseguró: «No se puede controlar con fungicidas, y las rotaciones clásicas de nuestra zona con maíz y trigo tampoco parecen ser efectivas. Algunas prácticas de manejo pueden reducir el riesgo de daño, aunque ninguna de ellas puede prevenir la enfermedad».

Según los expertos del organismo, este mal está presente en numerosos lotes, aunque con baja cantidad de plantas afectadas. «En el sudeste de la Provincia hemos observado incidencias de más del 20% en algunos lotes sembrados con variedades muy susceptibles», afirmó Lenzi. No obstante, señaló que «no siempre mata a la planta». «Las plantas afectadas en general anticipan su madurez, y rinden entre un 40 y un 60% menos que las plantas sanas», sostuvo, según publicó el sitio INTA Informa.

Las mermas en los rendimientos dependerán del momento en el que aparezca la enfermedad. Si la ocurrencia se da a principios de la floración, las pérdidas serán mayores, ya que puede ocasionar aborto de flores y vainas. En cambio, si se registra más tarde puede causar una disminución en el número de semillas/vaina o en el tamaño de las semillas.

Cómo identificarla

Cuando la enfermedad ataca, en los lotes afectados aparecen «manchones». Dado que el hongo sólo se encuentra en la raíz de la planta y actúa a nivel interno, «una vez que se instala e ingresa al sistema de alimentación, genera toxinas que llegan a las hojas y causan síntomas foliares», señaló Lenzi.

Los síntomas en general se detectan con la floración; ya visibles, no hay nada que se pueda hacer.

Las primeras señales aparecen en las hojas: se trata de puntos amarillos que se extienden y, con el tiempo, se juntan y luego se secan. «Toda la hoja queda de color marrón y sólo las nervaduras permanecen de color verde», explicó el experto.

Según describió, «es común observar la caída de las hojas, mientras que los peciolos permanecen adheridos al tallo. En cuanto a las raíces, provoca pudrición y generalmente las plantas afectadas se arrancan con facilidad del suelo. En ocasiones pueden observarse en las raíces puntos azules, que corresponden a masas de esporas del hongo».

Debido a que existen otras enfermedades que pueden causar síntomas foliares similares a los de la muerte súbita, para Lenzi es central hacer el diagnóstico correcto: «Se deben examinar la raíz y los tallos de las plantas, y recurrir a un especialista».

Qué hacer

El experto indicó que «es muy importante que el productor lleve un registro de los lotes, para identificar cuáles son los problemas presentes y tomar medidas adecuadas para la próxima campaña».

Con respecto a esta enfermedad, Lenzi sostuvo que hay prácticas de manejo que pueden disminuir sus efectos.

«La primera recomendación es el uso de cultivares de resistencia», señaló, y aclaró que si bien la resistencia es parcial, la incidencia del mal dependerá del nivel de susceptibilidad del cultivar. «Por ejemplo, en la campaña 2012/13, en un mismo lote observamos una incidencia del 40% en un cultivar muy susceptible y de menos del 5% en un cultivar de buen comportamiento al síndrome de la muerte súbita”, señaló el especialista. Agregó que «las plantas enfermas rindieron aproximadamente la mitad que las plantas sanas, la pérdida estimada fue cercana al 20% en el cultivar más susceptible, y menor al 3% en el cultivar resistente».

Por otro lado, hay condiciones ambientales que predisponen al desarrollo de la enfermedad. Observaciones de campo realizadas por el INTA confirmaron que la incidencia fue más severa en años frescos y lluviosos, en lotes con riego y en suelos compactados o mal drenados. Es por ello que es conveniente realizar acciones para mejorar el drenaje.

Otra alternativa es atrasar la fecha de siembra. «En general -sostuvo Lenzi- la incidencia de la enfermedad disminuye en fechas de siembra más tardías, aunque esto depende de las condiciones particulares de cada año, y por otro lado la disminución en el rinde por el atraso de la fecha de siembra puede ser mayor que la causada por la enfermedad. Por lo tanto, puede ser más conveniente sembrar en la fecha óptima cultivares con buena resistencia a la enfermedad«.

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