Luego de las declaraciones que vertiera el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el pasado lunes, los panaderos de la provincia de Buenos Aires anunciaron que subirían el precio del pan hasta $26 el kilo.

Para los comerciantes, la única manera de congelar el valor de los panificados es obteniendo una rebaja en el precio de la bolsa de harina, operación prometida por el funcionario pero que nunca se efectivizó.

La mayoría de las panaderías utiliza bolsas de harina de 50 kilos cada una. El mes pasado, éstas registraron un aumento de entre un 20 y un 25%. Dada la creciente preocupación de los comerciantes, que creían se verían obligados a trasladar esta suba al producto de venta directa a los consumidores, Moreno aseguró que regularía el valor de la bolsa para que no supere los $300 y poder así mantener el kilo de pan a no más de $20.

De acuerdo con la Federación de Panaderías de la Provincia de Buenos Aires, ningún comerciante recibe la harina a menos de $300, lo que les hace imposible mantener el kilo de pan por debajo de lo reclamado por el Gobierno.

Esta situación se extiende a todo el país. Mario Véliz, presidente del Centro de Industriales Panaderos de Tucumán, confirmó que la semana pasada se llegó a pagar $420 la bolsa de harina. «Hubo provincias donde los molinos llegaron a cobrar hasta $460. Es un valor absolutamente irreal. Los panaderos tenemos otros costos que afrontar como la levadura, por ejemplo. A esto se suman los salarios y la carga social de los empleados», aseguró.

Frente a esta situación, los comerciantes ya amenazan con un nuevo aumento, que llevaría al producto a $26 el kilo.