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Actualidad

01/07/2013

Un lugar destacado para la quinoa

Los cultivos nativos como la quinoa, la papa andina, el amaranto, la yerba mate y la mandioca diversifican la oferta de alimentos alternativos y permiten posicionar alimentos con una fuerte identidad territorial y cultural.

Pese a haber sido uno de los principales cultivos de los pueblos originarios del NOA, la quinua se produce en pequeña escala y para autoconsumo. La tendencia mundial hacia una alimentación más sana y natural, la sitúa hoy como una excelente opción productiva, que es demandada por mercados internacionales.

Este grano contiene todos los aminoácidos esenciales, sustancias nutritivas que el cuerpo humano no puede fabricar y necesita para su buen funcionamiento. En este sentido, es más completo que el trigo y el arroz, pues posee lisina, ausente en estos. Además de brindar proteínas, no contiene prolaminas, creadoras de gluten, por lo que se puede incorporar a la dieta de quienes padecen celiaquía.

El IPAF Región NOA desarrolla, junto a la Fundación Nueva Gestión, un prototipo modular para la trilla y venteo de la quinua que separa y limpia el grano, facilita la poscosecha y aumenta la rentabilidad. Su construcción se realiza con el complejo metal mecánico de Palpalá, como apuesta a la fabricación de maquinaria nacional al alcance de la agricultura familiar.

En 2004, seis familias productoras de Laguna Blanca –Catamarca–, pidieron asistencia al INTA para rescatar cultivos tradicionales: quinua, papa andina y maíz. El instituto se asoció con organizaciones con base territorial en la Red para el Desarrollo Económico y Social del Distrito Villa Vil, para fortalecer y comercializar productos propios de la zona.

Con el recuerdo de la quinua como alimento de sus abuelos 40 años atrás, comenzaron a producirla y comercializarla en ferias locales. Así, lo que nació por un interés particular logró la adhesión de diez comunas para dar respuesta a la demanda creciente, sustentada en un producto con una fuerte raíz local, una cultura y una tradición particular.

Para Luisa Brizuela, técnica delINTA Catamarca, la red “es un motor de desarrollo social y económico para la región porque hoy son más de 350 familias las que trabajan por dar un impulso a los cultivos y además les permite asociarse para resolver otros problemas, como por ejemplo, la construcción de caminos y comunicación”.

El trabajo mancomunado del municipio, el INTA, los centros educativos y de salud y la Subsecretaría de Agricultura Familiar conformó una organización con objetivos superiores para impulsar el desarrollo del territorio.

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