Las mujeres rurales son el grupo menos conectado a las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en la mayor parte de los países de América Latina y del Caribe, reveló un estudio realizado por la Universidad de Oxford con apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
Según el estudio “Desigualdad digital de género en América Latina y el Caribe”, coordinado por la científica social italiana Valentina Rotondi con base en datos de la Encuesta Mundial Gallup, informaciones de los países y de rastreos de la red social Facebook, en 17 de los 23 países de la región analizados, menos mujeres declaran poseer celulares en comparación con hombres. Mujeres de baja escolaridad que viven en áreas rurales son las menos «conectadas».
Pero no sólo menos mujeres declaran poseer teléfono celular. También hay una variación de acuerdo con la división rural/urbana, ya que género y lugar de residencia interactúan produciendo varias desventajas para las mujeres que habitan en los territorios rurales.
El tema estudiado adquiere especial relevancia en tiempos de pandemia de Covid-19, que aceleró cambios en las formas de producción y en las redes de comercialización de todo tipo productos, como alimentos y otros bienes suministrados por el campo.
“El estudio revela que el acceso reducido a teléfonos celulares y a internet se suma a diversos problemas enfrentados por las mujeres en el campo, como las barreras a la obtención de financiamiento, a capacitación, empleo formal y propiedad de la tierra”, dijo el Director General del IICA, Manuel Otero.
“Eso muestra un cuadro de desigualdad que obstaculiza que una figura central del campo desarrolle su potencial tanto para la producción agropecuaria como para la estabilidad de su familia”, agregó Otero.
El nuevo presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, dijo en su discurso inaugural que la entidad financiera multilateral “debe liderar los esfuerzos para extender oportunidades de empleo a través de la digitalización”, agregando también que el organismo debe ponerse a “la vanguardia de las iniciativas para extender la conectividad en zonas rurales y aumentar su uso en educación, pequeñas empresas, los bancos y el financiamiento”.
El presidente del FIDA, Gilbert F. Houngbo, destacó el papel revolucionario que pueden desempeñar los teléfonos móviles tanto en la reducción de la pobreza y el hambre como en la reducción de la brecha de género en las zonas rurales.
«Las mujeres rurales siguen estando marginadas. La conectividad digital a través de teléfonos móviles es fundamental para que ellas puedan empoderarse mediante el acceso a los mercados, la información y los servicios financieros, especialmente en el contexto de la pandemia de Covid-19. La falta de acceso equitativo a la telefonía móvil amenaza con exacerbar las desigualdades que ya experimentan las mujeres rurales. Si no ponemos solución a este problema, esta brecha podría revertir los logros obtenidos con tanto esfuerzo en materia de igualdad de género en las áreas rurales, lo que iría en detrimento del desarrollo rural en su conjunto», aseguró.
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